Hasta donde recuerdo y conocemos todos, donde se reúnen varias personas en nombre de Dios, él estará siempre presente ahí con ellos. Eso para mí es la iglesia. Un lugar donde pedimos perdón por nuestras miserias personales, reparamos nuestras almas por nuestros pecados, donde estamos unidos a nuestros hermanos en abundancia de vida y amor escuchando la palabra de Dios y de su hijo Jesús. Pero al parecer hay un sacerdote por ahí que tiene confundido todo lo descrito anteriormente. Hace algunos días, con estupor leí la columna de opinión del periodista Miguel Rivadeneira, donde compartía su experiencia de haber asistido a una misa en Quito, y en la parte de la homilía, el padre Fernando Ponce, rector de la Universidad Católica del Ecuador (PUCE), se había “ensañado contra el periodismo y los periodistas. Tildó reiteradamente de inquisidores y comparó con los tribunales de la Inquisición”. Ponce usó su sermón cual estilo ‘sabatina’ para denigrar de forma generalizada el trabajo de la prensa. Debo aplaudir que Miguel Rivadeneira no se quedó callado y al momento de comulgar en dicha misa se acercó al sacerdote y le hizo ver su pésimo actuar; este aceptó la crítica. Personalmente, no creo que haya sido suficiente haber aceptado la crítica. Me parece que la Iglesia debería hacer un llamado de atención a este sacerdote. La homilía o sermón es el momento de enseñanza religiosa de la palabra del Evangelio. ¿Qué tienen que ver las ideologías del señor Ponce ahí? Es conocido que el sacerdote en cuestión simpatiza con el pensar del exdictador Correa, pero no quiero creer que eso pesa más que su vocación religiosa. No puede ser que use la iglesia –donde se supone que debe existir unión, igualdad, amor al prójimo y respeto– para sus cruzadas personales. Fundamedios (Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios) trató de ponerse en contacto con el sacerdote Fernando Ponce para comentar sobre el incidente durante su misa y este, a través de un mensaje de texto, señaló que no puede referirse al caso. “Tengo que consultar con algunas personas (…) luego con todo gusto”. Me pregunto si cuando decidió incluir el tema de la prensa en su sermón también consultó con esas mismas personas antes o ahí sí solito tomó la decisión de hacerlo. La asambleísta Ximena Ponce, de Revolución Ciudadana, quien refiriéndose al sermón de su hermano, posteó el siguiente mensaje en la red social Twitter, contestando a la columna del periodista Miguel Rivadeneira: “Gracias! Dan ganas de ir a misa”. Definitivamente, hay políticos que mejor deberían quedarse callados cuando no pueden ser objetivos con sus críticas. Ojalá que en su próxima misa, el sacerdote Ponce se disculpe con toda su comunidad en su homilía y se dedique solo a enseñar la palabra del Evangelio, en unión y con amor. Y que en el futuro, si tiene una opinión personal sobre algo o alguien, no generalice sobre nadie o nada y aún mejor si se la guarda para él mismo, en su tiempo privado. “Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”. 1 Timoteo 3:15.

(O)