La frase, en afirmativo, es muy vieja, se la atribuye a Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888): político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino; presidente de Argentina entre 1868 y 1874. Algunas frases que lo identifican: “-Cuando los hombres honrados se van a su casa, los pillos entran en la de gobierno. -Es la práctica de todos los tiranos apoyarse en un sentimiento natural, pero irreflexivo, de los pueblos, para dominarlos. -Fui nombrado presidente de la República, y no de mis amigos. -Hombre, pueblo, nación, Estado, todo, todo está en los humildes bancos de la escuela. -Las cumbres se alcanzan doblando el empeño. -Las ideas no se matan. -Todos los problemas son problemas de educación. -Los discípulos son la mejor biografía del maestro. -Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización. -No está prohibido que un hermano del presidente sea ministro, pero la decencia lo impide. -Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de la mujer”.

Intencionalmente he seleccionado algunas frases que me inducen a glosarlas, a emitir juicios de valor apropiados para las horas que vivimos y viviremos no solamente en Ecuador, sino en algunos países de nuestra América Latina. ‘No hay nada nuevo debajo del sol’, nos recuerda el Eclesiastés, sin embargo, las circunstancias de los acontecimientos de este octubre insólito son tan diferentes que inducen a pensar que sí hay cosas nuevas debajo del sol ecuatoriano.

-Bajo la denominación despectiva de ‘pelucones’, durante diez años, se sembró, en la memoria y conciencia de nuestro pueblo, la convicción de que todos los males y carencias tenían su origen en la existencia de personas adineradas; combatirlas con todos los medios era la fórmula para encontrar el bienestar de la población. Las riquezas debían ser confiscadas y repartidas para encontrar la felicidad y la igualdad.

En consecuencia, siguiendo el pensamiento de Umberto Eco, se creó un enemigo ad hoc para enfilar hacia él discursos y acciones aptos para sembrar semillas de odio y revancha. Esta enseñanza maléfica y perniciosa fue estratégicamente planificada. La escasa cultura de nuestro pueblo y su situación de desempleo y pobreza fueron tierra apta para dichos cultivos.

Con perversa intencionalidad se descuidó la educación de calidad sobre todo en sectores alejados de las grandes urbes y se la sustituyó con eslóganes paternalistas y la difusión de tesis sociales encaminadas a fomentar el odio y desprecio a quienes habían superado la pobreza. Domingo Sarmiento no inspiró con sus mensajes, la educación que él propugnó no empataba con sus desafueros.

¿Cómo surgió el odio desenfrenado y destructor hacia Quito y su gente? ¿Quién lo mantuvo camuflado, organizado y listo para el combate? ¿Quién contrató y adiestró a gente dispuesta a morir y matar, a destruir por destruir, a cumplir consignas? ¿Quién manipuló a los indígenas que fue capaz de torcer sus habituales ritos de movilización pacífica para mezclarse, de manera suicida, con la horda desenfrenada?

¡Hay demasiado hilo en la madeja, hilo nuevo… en madeja desconocida! ¿La letra con sangre entra? (O)