Para los amantes del fútbol como yo, es una idea muy llamativa… llena de peros. Primero: si le tocara a Sudamérica, Uruguay estaría lejos delante nuestro, por festejar los 100 años del primer mundial realizado en ese país, aunque parece que su alianza con Argentina está en duda (muchos problemas económicos) e intenta convencer a Chile. O hay la opción que algunos señalan: juntarse todos para un mundial de 4 o 5 países en el continente.

Hay que mirar pros y contras alrededor de dos grandes temas. Uno, los tangibles: infraestructura, estadios, turismo, frente a los costos que tienen. Dos, los intangibles, pues las sociedades no viven solo de temas materiales sino de emociones.

¿Estadios? La realidad es que la FIFA ha decidido hacer mundiales donde la grandiosidad es esencial (ejemplo, estadios sobredimensionados) y el fútbol es secundario, aunque digan lo contrario (por algo quien arrancó todo esto era un gran negociante y jugador de waterpolo como Havelange). Y digámoslo claro: no dudo que una de las razones para estos excesos son los beneficios para los propios directivos y sus amigos constructores. Aquí hay dos opciones. O vamos por el lado FIFA, construyendo estadios casi inútiles en Quito, Guayaquil, Manta, Cuenca o Ambato; y aunque la gente dirá “pero nos quedan buenos estadios”, la pregunta es “¿para qué si casi siempre estarán vacíos?”. O proponemos algo más razonable: usar los estadios de Emelec, Barcelona y Liga (los tres con estándar internacional, ¿no?) con arreglos razonables… Es lo sensato, pero la FIFA no lo aceptará.

¿Infraestructura? Se dice que es una gran oportunidad para hacer obras importantes. Quizás, pero si las obras son realmente útiles, probablemente hay que hacerlas con o sin mundial. Solo porque hay el mundial ¿el dinero aparece mágicamente… a no ser que existan muchos sponsors privados?

¿Turismo? Ciertamente viene más gente, hay movimiento y es una justificación. A veces se muestran estudios con enormes impactos (ejemplo, en los recientes Panamericanos de Lima se habla de inversión de $ 1.200 millones e ingresos de $ 2.000 millones). Sin embargo, estudios más serios muestran que, en general, son deficitarios y no tienen ni los impactos ni la actividad esperada o (mal) calculada.

¿Costos? Un mundial estilo FIFA nos obligaría a invertir miles de millones de dólares, un mundial razonable “solo” cientos de millones.

¿Intangibles? Sentir que se puede hacer cosas grandes, situarse en el mapa mundial y promoverse, y algún buen resultado de la Tri. Muy difícil de cuantificar, pero ciertamente positivo. Pero también hay lo negativo, como las intromisiones de FIFA (legislación laboral especial, acuerdos especiales con sus auspiciantes, etc.). Y siempre debemos recordar que los gobiernos utilizan las emociones y dinero de la gente para promoverse políticamente y mucha gente, desgraciadamente, se deja llevar.

¿Conclusión? Probablemente estoy equivocado, en la vida tiendo a hacer cosas solo razonables, pero creo que un mundial estilo FIFA no tiene sentido, un mundial sensato quizás puede ser analizado. Pero quién sabe si la gente “más lanzada” es la que tiene razón…

Nota: Es probable que igual haya que readecuar el Atahualpa para que la selección pueda jugar las eliminatorias. (O)