Los defensores de los socialismos han descubierto esta frase con la que pretenden reventar el cráneo de los partidarios de la economía de mercado... salvo que sean propietarios de empresas de respetables dimensiones. “Eres un capitalista sin capital”. Me acabaste, bro... me dejas sin palabras... cierto es. A veces les replico que son comunistas sin partido... o, en todo caso, no son del comité central del PC. Porque usando la misma lógica que ellos, que creen que solo se puede ser capitalista si se es dueño de un gran banco, pienso que solo se puede querer ser comunista o socialista si eres jerarca dentro del aparato partidario, pues en el caso de triunfar una revolución serán los únicos que vivan bien, mientras que el grueso de la población, como ocurre en Cuba o Venezuela, se arrastrará en una vida miserable.

Siguiendo el ejemplo de mi padre, quien llegó a ser un acomodado empresario, he iniciado emprendimientos capitalistas... con poquísimo éxito. Por eso me conformo con ser un escritor freelance, sin pretender establecer algo parecido a una empresa o negocio... por el momento. Sobrevivo así al nivel que me interesa. Ecuador no es un país capitalista, sino que tenemos un socialismo mercantilista, en el que todavía el mercado tiene cierto margen. Para lo que me interesa, se conservan ciertas libertades impensables en un sistema socialista duro o comunista, en el cual no podría vivir así. Pero se puede ser menos anárquico en una sociedad capitalista y aspirar a tener un empleo decente, que te deje en libertad de educar a tus hijos conforme a tus creencias, leer libros o navegar en internet sin censura y disfrutar de cierto nivel de bienestar que no se da, ni se ha dado jamás, en un país comunista. No hay que ser Jeff Bezos para tener una vida más digna que millones en Corea del Norte o Cuba.

Pero para los cerebros deformados por la teoría marxista de la plusvalía, no es posible “querer” ser empleado privado porque invariablemente serás explotado. Notables economistas han explicado, mucho mejor de lo que yo podría hacerlo, que esa teoría es una falacia. Más allá de las disquisiciones teóricas, los hechos demuestran que la calidad de vida de un empleado privado en una sociedad capitalista es siempre superior a la de un empleado público en el socialismo. En el capitalismo no son los “explotados” empleados los más pobres, sino los desempleados. Cuando se deja actuar al mercado y los capitalistas invierten con confianza, el porcentaje de desempleados se reduce al mínimo posible, a personas que por razones psiquiátricas o culturales no pueden adaptarse a la estructura económica. Ese es el tan pomposamente llamado por Marx “el ejército industrial de reserva”. El fenómeno de desempleo masivo se da siempre por falta de capitalismo, es decir, por desatinadas intervenciones de los estados en los procesos económicos. Lo estamos viendo en el Ecuador, donde más de la mitad de la población está desempleada, pues el eufemismo de “empleo inapropiado” esconde lo que en cualquier parte se consideraría desempleo mondo y lirondo. (O)