De pronto se puso de moda despreciar la belleza. Fue pecado decirle a alguien que es bello (y no pongo bella, porque en español el masculino es inclusivo, implicando ambos géneros). En ciertos colectivos, hay que verlos, tienen el manifiesto propósito de afearse para demostrar desprecio por estas “exterioridades”. Y se considera que hacer comparaciones de este valor es violencia. ¿Será así? Antes que nada, ¿qué es la belleza? Una definición ecléctica: es la cualidad por la que un objeto desata emociones positivas en el sujeto que lo percibe. Aquí objeto está entendido en sentido lógico o semántico, es el ente sobre el que se ejecuta una acción, pudiendo referirse no solo a una cosa, sino también a una persona, sin que esto signifique para esta una pérdida. Se puede ser objeto de amor, o de admiración... algo que a todos gusta, no molesten.
¿Por qué los humanos percibimos esta cualidad? Una visión biologista del fenómeno estético, es decir, del hecho de la percepción de la belleza, supone que bello es aquello que ayuda a la conservación de la vida, de la integridad física o de la supervivencia de la especie. Un fruto parece bello porque su color, lozanía y otros aspectos indican que es comestible y bueno para la salud. Esta idea explica el fenómeno en bastantes casos, pero poco más allá ya no demuestra nada, las flores y los astros, por ejemplo. Incluso la emoción que nos producen los paisajes es difícil de explicar por vía biológica, cierto es que un paraje ubérrimo indica que es óptimo para la vida humana, pero los acantilados y los desiertos tienen una indudable belleza, que no nos habla ciertamente de su adecuación para la vida.
El fenómeno estético tiene con frecuencia un sesgo cultural, lo que cada grupo humano considera bello, no necesariamente le parece a otro. Es un componente muy importante, que incluso llega a ser más fuerte que la ventaja biológica de un objeto, como por ejemplo el cuello alargado de las mujeres kayan y otras manifestaciones menos chocantes pero igual poco saludables. Esto tampoco lo explica todo, porque importante manifestación de la libertad humana es la individualidad irreductible del placer estético: sobre gustos no está nada escrito, decimos. Importante aporte de Occidente al desarrollo de la humanidad ha sido justamente esa liberación del gusto, nos vestimos, hacemos casas y fabricamos cosas sin encasillarnos en estereotipos. Pueden buscarse otras explicaciones, pero para un creyente el sentido estético es manifestación del espíritu. La vida digna y buena implica una satisfacción de ese sentido. Imposible pensar en la felicidad en una vida sin belleza. Siendo pues la búsqueda de la felicidad un derecho humano esencial, anterior a toda ley, dimana de él un derecho a la belleza. Que a nadie se le deben imponer cánones estéticos, de acuerdísimo, se debe dejar a todas las personas a buscar este bien en libertad. Pero violan gravemente estos derechos aquellos que, a pretexto de buscar otros valores, pretenden reducirnos a un mundo feo, sin gracia, sucio, habitado por criaturas desgreñadas y feroces. (O)