Recordemos algunos factores muy positivos del Ecuador en el largo plazo.
Por ejemplo, el bajo nivel de violencia: casi nunca hemos tenido dictaduras como las del Cono Sur (por eso, aunque cualquier dictadura es inaceptable, las llamamos “dictablandas”), ni grupos guerrilleros del calibre de Sendero Luminoso en Perú, ni una guerra civil contra grupos armados como en Colombia, incluso gobiernos han caído muchas veces con cortas guerras o sin un solo disparo inclusive. La paz social es una riqueza que, por tenerla, no apreciamos suficientemente. Mucha gente que nos mira desde afuera encuentra que este un valor incalculable.
Por ejemplo, el tener una población bastante dispersa en el territorio nacional: fuera de Quito y Guayaquil que superan los 2 millones de habitantes, tenemos 15 ciudades entre 200.000 y 600.000 habitantes. La concentración genera problemas políticos, económicos y sociales que nosotros no tenemos.
Por ejemplo, la dolarización que, con mucho más pros que contras, nos ha permitido evitar la tentación del despilfarro monetario y quizás ir a una situación como la venezolana. Y aunque eso lo decidió de manera desesperada el gobierno de Mahuad, es parte de una cierta manera de resolver los problemas en el país. En el pasado estuvimos entre los poquísimos países del continente que nunca caímos en la hiperinflación (inflaciones desbocadas que llevan al abismo). Nunca nos dejamos caer en el peor extremo.
¿Cuáles son las bases sociológicas de todo eso? No sé, pero en algo debe relacionarse con nuestra manera de ser (que en otros aspectos es negativa) de “no hacerse lío, no complicarse de gana”. O lo que alguien recordaba, dicho por Humboldt, esa capacidad de la gente de bailar y llorar al mismo tiempo.
Pero también en la vida diaria hay que resaltar cosas muy positivas (más allá de los éxitos deportivos de los últimos tiempos y del pasado). Acabo de estar un par de días fuera de la ciudad y uno encuentra tantos lugares maravillosos que solo la naturaleza nos regala, como un atardecer o un amanecer con el Chimborazo despejado y luminoso. Y muchas cosas que los ecuatorianos nos ofrecemos a nosotros mismos, con esfuerzo y buen ánimo. Por ejemplo, hoteles y hosterías de alta calidad, como La Andaluza en Riobamba o Samari en Baños (parte de la misma cadena), o La Mirage en Cotacachi y muchas más. Y de repente gente que le atiende de una manera desinteresada y tan amable… cuando hay que reconocer que la calidad de servicios aún deja mucho que desear en promedio (un pésimo ejemplo reciente lo tuvimos en la laguna de Cuicocha… las comunidades encargadas realmente no hacen ningún esfuerzo por atender bien o más bien dicho, tienen buena gana pero inexistente organización). Esfuerzos espectaculares en gastronomía para adaptar nuestra maravillosa comida a los estándares internacionales más equilibrados o light (¡ciertamente desafiamos esos estándares!). O una conversación con queridísimas monjas de convento, cuyo espíritu y forma alternativa de vida son inspiradores.
Y hay tanto más por resaltar. ¡Mirarse positivamente también es valioso e importante en la vida! (O)








