En los diez años del nefasto gobierno de Rafael Correa se dieron los mayores agravios, desplantes, descalificaciones y atropellos en contra de las Fuerzas Armadas (FF.AA.), de sus mandos y de los militares en servicio pasivo que cuestionaron los actos lesivos a la institucionalidad militar. Correa contó con la complicidad de sus ministros de Defensa y la lenidad de gran parte de los mandos militares.
La Constitución establece que las FF.AA. cuentan con un “régimen especial de seguridad social”, sin embargo, Correa, a través del ministro de Defensa Ricardo Patiño –declarado no grato a las FF.AA.– y en complicidad con la mayoría gobiernista de la Asamblea aprobaron la perversa y mal llamada Ley de Fortalecimiento de la Seguridad Social de las FF.AA., nociva al bienestar de la familia militar. Hay varias demandas de inconstitucionalidad que reposan en la Corte Constitucional.
Con el afán deliberado de debilitar la capacidad operativa de las FF.AA., Correa declaró que el servicio militar debería ser no más de “dos o tres meses” y ordenó que el entrenamiento se limite a seis meses y el reclutamiento se reduzca a 10.000 conscriptos.
En forma irresponsable quiso llevar la lucha de clases a los cuarteles, azuzando a la tropa en contra de los oficiales; acción peligrosa en una institución jerarquizada con leyes y reglamentos rigurosos, porque fractura su estructura vertical, constituyéndose en un atentado a la moral, disciplina y confianza de sus mandos.
Las irresponsables declaraciones de Correa eran ‘normales’, dijo que en los liceos navales “no eran admitidos los hijos de los tripulantes”, el comandante de la Marina declaró que esa información faltaba a la verdad y exigió su rectificación; encumbrado en su vanidad, Correa dijo “que no discutía con subalternos” y el comandante fue relevado. Más tarde, los colegios militares y liceos navales pasaron a manos civiles, pese a los reclamos de los padres de familia.
Históricamente, las más altas autoridades eran acompañadas por un edecán. El edecán representa la subordinación militar a la autoridad civil legítimamente elegida por el pueblo. Los edecanes fueron eliminados, los revolucionarios no querían testigos de sus trapacerías.
Hubo la orden de eliminar las agregadurías militares. Como en los países comunistas, Correa nombró comisarios políticos que debían controlar las actividades de los cuarteles, con la disposición de que en las “Unidades deberán dar las facilidades para un espacio de trabajo con mobiliario y demás aspectos que requieran para desarrollar su trabajo”.
En 2016, en diez meses fueron obligados a salir de la institución 17 oficiales generales de las tres Fuerzas; Correa, suelto de huesos, dijo: “Si tengo que gobernar con tenientes, lo haré”.
Con motivo del terremoto en Manabí, llegó desde China una ayuda para mitigar los efectos del sismo, como parte de la ayuda “humanitaria”, escondidos, llegaron 10.000 fusiles AK-47.
Esto es solo una parte del memorial de agravios a las FF.AA. Es obligación de las actuales autoridades y mandos militares tomar acciones para que se restañen las heridas en las FF.AA., para que sigan siendo la institución más confiable y respetada del país. (O)