Tenemos por delante 76 días de labores durante los cuales la normalidad del país no se verá afectada por feriados. Estos no fueron creados para el descanso, sino para rendir culto a dioses. A Dios, que sí existe, y al dios Estado, que no existe... como lo he demostrado, existe el gobierno, que es un conjunto de políticos y burócratas que viven de su religión. En determinadas fechas se suspendía el trabajo para ir a misa o a las procesiones, en las fiestas religiosas, o a los desfiles y a las sesiones solemnes, en las fiestas “patrias”, en definitiva para dedicar esas horas a las liturgias de cada culto. El número de los concurrentes a las ceremonias religiosas es actualmente minoritario, para bien o para mal, y aunque fuere mayoritario, es discriminatorio que se ferien los días sagrados de una religión y no de las otras. Por otro lado, en la actualidad quienes acuden a las pompas de la idolatría patria solo son aquellos a quienes se les puede imponer tal concurrencia, es decir, a la fuerza pública y a los estudiantes.

Desaparecida su justificación cultual, los feriados han devenido en días de mera vacancia o diversión. En este último propósito cobra especial dimensión el turismo, que se ha convertido en la gran justificación de los feriados legales o ilegales. Como una importante porción de la población se dedica a esta actividad, para favorecerla, los feriados se mueven a discreción y hasta se “conceden” por graciosa dádiva del gobernante. La actividad turística es importante y respetable, es más, resulta evidente que debe convertirse en la principal fuente de ingresos para el país. Discúlpenme una digresión personal, mi padre se dedicó durante cuarenta años al turismo y familiares cercanos lo siguen haciendo, entonces para quienes trabajan en ese noble campo tengo la más alta consideración. Pero si creen que es una industria que para vivir necesita de feriados, estamos mal. Para que llegue a tener importancia no puede depender del modestísimo turismo interno, no, hay que crear las condiciones para generar flujos de millones, millones, de visitantes extranjeros. Piensen que aquisito no más, en Perú, solo Machu Picchu atrae tres veces más visitantes que Ecuador entero, Galápagos incluida.

¿Sí han visto lo que ocurre en cada feriado con el cuidado de ancianos o discapacitados? Es el acabose, pero sobre todo se descalabran los procesos de todas las actividades. Esto cuando son planificados, no digamos cuando se imponen arbitraria e inesperadamente. Por eso cabe la hipótesis de suprimirlos todos, salvo sábados y domingos. Como compensación podrían aumentarse los días de vacación que tienen los trabajadores. Digamos a veinte días laborables, que equivalen aproximadamente a las actuales vacaciones más los feriados. Así, el empleador puede distribuir el descanso de sus colaboradores de manera que no se interrumpa el funcionamiento de su empresa. Si es su voluntad, el trabajador podría dividir sus vacaciones en dos periodos de diez días, lo que ya tiene sentido. Únase a eso la posibilidad de la contratación por horas y tendríamos un Ecuador 100 por ciento productivo a tiempo completo.(O)