El suicidio del expresidente peruano Alan García, ocurrido ayer, ante su inminente detención –era investigado por presunto lavado de activos, colusión y tráfico de influencias–, ha sido la acción más trágica e impactante desencadenada por la trama de corrupción de Odebrecht, empresa constructora brasileña que captó contratos de grandes obras mediante sobornos a funcionarios e intermediarios del gobierno de varios países, entre ellos Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela, Colombia, Argentina, Guatemala, Panamá, República Dominicana y México.
En Perú, las investigaciones han vinculado con las prácticas corruptas de Odebrecht, además de García, a otros tres expresidentes: Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, quienes, según las autoridades, recibían los sobornos a través de funcionarios de gobierno.
Gracias a la figura de la colaboración eficaz con la justicia de Brasil, por parte del propietario y expresidente de la constructora, se ha aportado documentación que señala nombres y montos de los funcionarios sobornados en América Latina. Los sistemas de justicia de cada país van arrojando resultados a velocidades diferenciadas. (O)