Creo que debemos de unirnos todos los ecuatorianos, empresa privada, empresa pública, Gobierno central, gobiernos autónomos descentralizados, Fuerzas Armadas y Policía, Cruz Roja, Cuerpo de Bomberos, fundaciones, corporaciones, médicos, psicólogos, sociólogos, abogados, etc., y contribuir con ideas, procedimientos, mecanismo de control, sugerencias de prevención, matriz de riesgos, logística, página web, líneas telefónicas, para ejercer un control adecuado y ver la forma como frenar los abusos sexuales, pero sin abusar de las víctimas, empezando con erradicar el microtráfico de estupefacientes y eliminando la tabla de consumo mínimo. Hay que actualizar los informes de los estudios realizados por Unicef sobre los abusos sexuales cometidos en el Ecuador, con las denuncias realizadas en la fiscalía. Las personas víctimas de estos abusos sexuales, en la mayoría de los casos conocen a sus agresores, pero no los denuncian por temor y estos siguen abusando de ellos; hay que buscar un mecanismo como llegar a ellos, para que busquen ayuda y los denuncien. En los casos de abusos sexuales que se conocen y del que han sido objeto niños, niñas y adolescentes en las escuelas y colegios del país, el Estado debe prestar de manera urgente una atención prioritaria y especializada en el ámbito público y privado y reparar a las víctimas, y que los responsables paguen por los delitos cometidos; se debe sentar un precedente para que la gente se interese en denunciar. (O)

Carlos Julio Govea Maridueña,

ingeniero comercial, Guayaquil