Es plausible que el gobierno del presidente Lenín Moreno haya decidido reabrir las escuelas rurales del país, la mayoría de ellas unidocentes.

Es oportuna la ocasión para dirigir la mirada, a su vez, a las muchas y variadas necesidades de las comunidades campesinas.

En el proceso de reapertura de estos planteles educacionales sería acertado impulsar el diseño de un nuevo currículo.

Se debe procurar que se realice su racional equipamiento.

Los profesores que se designen a ellas deben percibir mejor remuneración y excelente capacitación.

Vale argumentar que la escuela rural comunitaria debe irradiar motivación y fortaleza de la visión de la vida campesina; debe generar aprendizajes y comportamientos para crear oportunidades para el buen vivir de sus habitantes.

La escuela rural a mediano y largo plazo puede constituirse en eje importante para corregir el fenómeno sociológico de la absorción sostenida de la ruralidad por el superurbanismo.

El Ministerio de Educación, entidad a la que le compete liderar los procesos para la efectiva vigencia de las escuelas rurales comunitarias, podría integrar una comisión de expertos del más alto nivel en capacidad y experiencia, a fin de que estos planteles, con criterios sabios y patrióticos, se constituyan en importantes centros para el desarrollo del país. (O)

Eloy Oswaldo Castillo Ley,

educador jubilado. Guayaquil