Ecuador dio un paso importante al participar de la prueba internacional PISA. Poder medir y tener datos para mejorar y ajustar los procesos educativos es necesario para las naciones con recursos limitados y grandes desafíos educativos, como es el caso de Ecuador.

Por ello, la lectura de los resultados nos levanta una alerta importantísima sobre el tipo de reformas que en la última década el Gobierno realizó. Queda clarísimo que las inversiones en infraestructura son las menos rentables en términos de costo beneficio, que la sobreburocratización y control excesivo, así como las relaciones clientelistas de las asociaciones de maestros no mueven ni un centímetro la aguja de los aprendizajes, y que países con características similares a las nuestras, incluso con peores indicadores socioeconómicos, sí han demostrado, en igual o menor tiempo, dar un salto sustancial y ejemplar, como es el caso de Vietnam, cuyos estudiantes más vulnerables han obtenido resultados sorprendentes.

Dicho país puso foco en tres aspectos: a) Invertir el 21% de todo el gasto público del 2010 en educación (más recursos); b) Puso foco en planes de estudios centrados en conocimientos profundos de los conceptos básicos y el dominio de habilidades básicas, es decir, menos es más. Es un currículum que abandona la idea de memorizar y promueve el pensamiento crítico y de mayor profundidad (mayor calidad); c) Entrega apoyo consistente en mejorar las condiciones de los docentes, logrando efectivamente darle a los maestros las herramientas y apoyo, con un balance adecuado de exigencias y evaluaciones permanentes (relaciones virtuosas).

Si bien Ecuador dejó de estar entre los países con desempeño básico y subió a una escala de desempeño medio, el tiempo, cantidad y esfuerzo de reformas realizadas por más de una década demandan sin duda mejores resultados que los obtenidos hasta ahora. La buena noticia es que las estrategias son ampliamente conocidas y probadas, el desafío está en focalizar adecuadamente en aquello que a veces no es tan rentable en términos políticos, pero sin duda sí lo es en términos de los mejoramientos educativos a largo plazo. (O)

Ana María Raad,

Antropóloga, experta en innovación educativa. Guayaquil