La minería es importante porque debe producir ingresos con divisas, recaudación fiscal por las utilidades que proporciona y por la elevación del PIB, producto interno bruto. Además representaría el renglón más alto del empleo tal como lo determina la minería de los países vecinos: Colombia, Perú, Chile, Bolivia, Brasil y Argentina.

Antes de cada elección y luego en el ejercicio del poder, existe un discurso antiminero que impide el avance de los proyectos que están en marcha. La conflictividad social abona en la menor inversión minera.

La minería es la mayor parte de la inversión extranjera entre los factores macroeconómicos. Por ejemplo, en Perú genera anualmente ingresos por 20 mil millones de dólares.

Existen otras aristas del desarrollo: la infraestructura, la agricultura, la acuicultura, el desarrollo forestal, el turismo y otros que en Ecuador están en pañales.

Dura debe ser la tarea para salir de este asfixiante subdesarrollo. Hay plata para los políticos y sus “proyectos” pero ni un centavo para el real desarrollo del país.

Deberíamos trabajar para que todos apoyemos la minería partiendo de las comunidades indígenas. Dentro de los impactos positivos de la minería cuentan la infraestructura, llevar los servicios públicos a lugares mineros, construir viviendas y centros poblados, realizar alianzas entre empresas y comunidades, reconocer que la minería actual no es la misma que hace años y por lo tanto reparar los daños ambientales que han causado.

No más minería, no soluciona nada, solamente estaríamos desperdiciando un recurso que no tenemos con qué cambiarlo.(O)

Walter Wiesner Falconí, ingeniero, Guayaquil