Percibí un renovado ambiente de optimismo en los representantes de sectores agrícolas y ganaderos, incluidos grupos de jóvenes emprendedores, que asistieron a la reunión convocada por el Grupo de Desarrollo Rural, la semana pasada, para escuchar y dialogar, en Guayaquil, con el recientemente nombrado ministro de Agricultura y Ganadería: Xavier Lazo Guerrero, agricultor en ejercicio.

El GDR, fiel a su rol de facilitador del encuentro directo, positivo y fecundo entre quienes necesitan y exigen el apoyo y las facilidades que puede y debe brindar y otorgar el Estado y este, representado por las autoridades responsables de la gestión gubernamental, puedo calificar como positiva la reunión.

Se creó un ambiente de comunicación directa entre las partes planificadora y ejecutora, que hace presagiar resultados positivos en beneficio, finalmente, de toda la población.

Casi conozco de memoria los temas sobre los cuales insistentemente, a lo largo de los últimos años y siempre gracias al GDR, los productores campesinos piden, insisten y reclaman a los gobiernos de turno, al sistema financiero y también al empresarial mejor y más oportuna atención para superar las necesidades insolutas que obstaculizan su labor y convierten en utópicos sus anhelos de prosperidad para sus familias y para ellos.

En este punto baste recordar cómo ha sido calificado al sistema de educación formal como expulsor de la ruralidad.

El ministro Lazo nos hizo conocer el planteo estratégico de su labor a realizar, que fue de general aceptación, al tiempo que requirió colaboración, mediante el análisis del mismo y la sugerencia de propuestas, así que tenemos esa ventana abierta para hacerle conocer lo que consideremos que hace falta para una exitosa gestión ministerial.

Él mismo hizo presente que en la actualidad los emprendimientos agropecuarios son difíciles, pero que no hay que desmayar en la búsqueda de soluciones, hasta alcanzar los resultados perseguidos, que serían más fáciles de lograr si hay un verdadero apoyo, no solamente del ministro, añado yo desde mi experiencia, sino también del resto de funcionarios y empleados gubernamentales.

Se advirtió la importancia del comercio justo, de elevar el nivel de competitividad, de privilegiar el orden así como la transparencia y algo que me resultó impactante: hay que migrar a los cultivos rentables.

Será necesario cuidar el agua, georreferenciar la producción y que los jóvenes que van desde el campo a las universidades a estudiar regresen a poner en práctica los conocimientos adquiridos, en beneficio de sus propias familias, que se sacrifican por ellos.

Entre sugerencias anoté que habría que rediseñar ciertas fincas para evitar el monocultivo, logrando la diversificación y mejorando la productividad.

Habrá que crear políticas de Estado, buscar cómo bajar el costo de las maquinarias agrícolas, imprescindibles para nivelar los suelos, reducir las tasas de interés en los préstamos y ventas a plazo, fortalecer la asociatividad, en núcleos de agricultores, así como aumentar y hacer operativa la capacidad de almacenamiento, hasta volverla óptima.

¡Menuda tarea! ¿Qué le parece? ¿Funcionará? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)