Muchos creen que una manera de confrontar el problema del plástico es utilizando plásticos biodegradables, en las fundas, por ejemplo, para obtener una solución favorable al medio ambiente. La basura es un problema de irresponsabilidad que puede tener solución. En cambio, fabricar productos biodegradables puede empeorar el problema, la gente pensará que no pasa nada por tirar esos productos; por ejemplo una funda de plástico biodegradable, tirada encima de un árbol tardará años en desintegrarse. Una cáscara de guineo tarda de uno a tres años en biodegradarse.

Los productos biodegradables requieren condiciones especiales para biodegradarse (microorganismos, temperatura, humedad) y si no se lo hace en forma apropiada puede ser más dañino que los plásticos convencionales. No se los puede enterrar porque producen gases de efecto invernadero peligrosos. Los plásticos biodegradables son composiciones de microorganismos, bacterias y hongos que pueden descomponer en agua, dióxido de carbono (CO2) y otros. Muchos plásticos biodegradables están fabricados a partir del petróleo, igual que los convencionales. La biodegradabilidad depende de las circunstancias del medio biológico (el cuerpo es distinto de la tierra). No tiene sentido fabricar una funda de plástico para que se pueda descomponer, porque su capacidad de biodegradarse no va a resolver el problema de las basuras.

No existen materiales estrictamente biodegradables, pueden tener uso cuando se supone un beneficio concreto, y para un producto específico considerando una ciudad que tira lo que sea y donde sea.

Sugiero que el señor alcalde antes que presente la nueva ordenanza, investigue a fondo el asunto para no dar soluciones superfluas.(O)

Walter Washington Wiesner Falconí, ingeniero civil, Guayaquil