La palabra significa “persona sagaz y astuta, poco escrupulosa en su proceder”. Se la usaba para designar a quienes hacían trampa en el juego. La pongo en interrogación en este escrito porque solo en el futuro sabremos si Trump y Kim jugaron limpio. El estadounidense pensará que gana de todas maneras porque se anotará un tanto en la búsqueda mundial por la paz. El norcoreano es el ganador porque obtendrá lo que más necesita: desbloquear su comercio y comprar alimentos para su pueblo. El control de su arsenal atómico no está muy claro y habrá que ver si realmente lo desmantela. Mantenerlo debe costarle mucho. Tal vez consiga que China, sin la presión de los EE.UU., vuelva a ser su más importante socio comercial y ciertamente continuará gozando de su protección, que la tiene desde antes de la guerra de 1950. El acuerdo beneficia inmediatamente a varios países: en primer lugar, las dos Coreas y Japón, las posibles inmediatas víctimas de un ataque nuclear sorpresivo. Los países del Pacífico, que pueden sufrir daños por la radiación atómica y los misiles. Los EE.UU. están muy lejos y habría que ver cuán ciertas son las amenazas de que lleguen al territorio continental de América las bombas de Kim. Pero tienen más cerca a Hawái y otras islas de la Unión.

En todo caso, es un respiro para toda la Tierra. Cuando le preguntaron a la madre de Napoleón qué pensaba de su poderoso hijo, que había colocado a sus hermanos y familiares en los tronos de Europa, doña Leticia Ramolino, muy sencilla y sabia, solo contestó: “Pueda que dure”. Y solo duró unos pocos años más hasta Waterloo. ¿Cuánto tiempo se mantendrán los acuerdos de Singapur? El Sr. Trump es un hombre que tiene más poder que ningún otro en la historia. Pero es célebre por su inestabilidad. Encuentra muy fácil decir hoy blanco y mañana lo contrario. Es un tuitero empedernido. Le gusta que hablen de él. No le ha importado pelearse con los canadienses y sus amigos de Europa. Los gobernantes de Alemania y Francia están hartos de las veleidades de su mercurial aliado. Con su cara de niño enfurruñado es capaz de decir cualquier cosa y sus colaboradores se ven en dificultades para medio enmendar la plana.

Esta reunión demuestra que sus participantes juegan haciendo bluf como si fuera una partida de póquer. Por lo demás, siempre ha sido así: cuando en un congreso europeo Disraeli se encontró con Bismark, fue el único en percibir que el alemán hablaba en serio cuando afirmaba su intención de unir a los alemanes en un solo gran imperio. Inventó un casus belli suprimiendo palabras del texto de un telegrama para hacerlo ofensivo a los alemanes, los unificó en el odio común contra los franceses y les ganó la guerra de 1870.

Mientras tanto, mucha gente siente que Trump y Kim están jugando con su vida, porque lo único serio en esta mascarada es el poder destructor de las armas atómicas y el peligro de la destrucción del planeta. Lo que se acuerde “puede que dure”. (O)