¡Bien por las viejas cosas! Me refiero al calzador, de fierro o acero niquelado, ligeramente curvo como la cuchara; su misión es que el pie entre en el zapato nuevo o usado que por falta de uso su revestimiento es fuerte. El calzador es necesario en cada ocasión que necesitamos ponernos este zapato.
Cuando fui estudiante de escuela mi madre me llevaba a un establecimiento comercial de calzado frente al Correo Nacional. Me compraba un par de zapatos al año, que tenía que cuidarlos. No había otra. En la zapatería vendían calzadores para comprobar que realmente la talla del zapato era la correcta para nuestro pie, si no era así el zapato se volvía una tortura al caminar. Mis hijos varones conocían qué era un calzador pero no lo usaban, mis nietos no lo conocen, prefieren pisar el contrafuerte, lo noté con mi nieta y le dije que camine sin pisar el contrafuerte porque estaba dañando su zapato que es parte de su uniforme; me dijo, sí abuelo, es que con las medias gruesas ya no me entra el pie; hablé con mi nuera para que le compre unos zapatos más grandes y así lo hizo. En los Estados Unidos estos calzadores son de plástico duro, vienen en caja o los regalan. Tengo tres en mi casa, uno se lo regalé a mi nieta.
Ciertos niños no son cuidadosos con sus zapatos, los dañan, cualquier piedrita o desperdicio que la gente lanza en la calle los patean y así se entretienen hasta que llegan a sus domicilios. Los niños, por el mal uso de las medias, al ponérselas, las estiran. En mi época nos enseñaban cómo se cogían para dar paso primero a los dedos y luego poco a poco íbamos cubriendo el resto del pie; hoy se estiran con fuerza las medias por tanto sufren el mismo maltrato que los zapatos, encareciendo la canasta familiar. Mi buen amigo Juan, a quien le comenté que yo estaba haciendo este escrito, me indicó que él usa un calzador de plata que le regaló su abuelo quien lo heredó de su padre. Yo uso calzador, tengo dos, pero de plástico duro; debemos enseñar a los niños el uso de este importante instrumento, usen correcto las medias, conserven en buen estado el calzado. ¡Bien por las viejas cosas, bien por el ahorro de los padres!(O)
Sucre Calderón Calderón, abogado, Samborondón