Les escribo para comentarles lo que me pasó en los exteriores de la terminal terrestre y no le ocurra a nadie más. Sucedió hace unos días, me dirigía a la agencia norte de la ATM (frente a la terminal), me habían agendado para las 07:40, para proceder a la revisión. Cuando estaba por ingresar al patio de revisión, un mozalbete me llamó la atención mediante gestos que las luces del freno de mi vehículo no prendían, dijo que no pasaría la revisión y estaba presto a solucionarme el problema.
Frente a esta “diligente” observación y con el temor de perder mi turno en la ATM, Autoridad de Tránsito Municipal de Guayaquil, decidí parquearme y que el muchacho me “ayude”. En ese instante se acercaron tres mozalbetes más y me demostraron que no prendían las luces del freno, un tipo se subió al carro y pisó el pedal del freno para que yo observe que los focos no servían (craso el error mío porque deduciendo en la tranquilidad de mi hogar, descubrí que el tipo nunca pisó el pedal del freno). Una vez demostrada la aparente falla de las luces, anduvieron en el tablero de los fusibles y determinaron que los focos estaban quemados. Sacaron los focos, se los llevaron y regresaron con los nuevos procediendo a colocarlos, me costó 16 dólares. La tarea debía estar cumplida, pero, no, el tipo “pisó” nuevamente el pedal del freno y no prendían las luces. El tipo intentó andar de nuevo en el panel de los fusibles, me opuse tenazmente y fue suficiente mi reclamo para que las lucen funcionen nuevamente.
Conversando luego con usuarios, en matriculación de la ATM, me dijeron que si les dejaba andar en el tablero, inventaban otro daño, y me traían inmediatamente otras piezas con las facturas elevadísimas de acuerdo con el “estudio” que le hacen al cliente. En realidad hacen un show para demostrar que los focos están quemados, que la caja de fusibles tiene fallas, etcétera; es un asalto al usuario.
Sugiero a las autoridades de la ATM que despejen de los alrededores del patio de revisión vehicular a estos tipejos, para evitar que los ciudadanos sean estafados, en su afán de matricular sus vehículos.(O)
Stalin Sánchez Cruzatty, ingeniero civil, Daule