De mi niñez, entre los recuerdos que guardo, uno me traslada a cierta finca frente a la población de Nobol, cuando esta era apenas un caserío. Para llegar al predio cruzamos el Daule en canoa con mis padres, gracias a la invitación de Bolívar Viera y su esposa, Olinda Adum. Ellos habían programado un día de campo con platillos propios de la Costa ecuatoriana. Compartimos la invitación con otras familias.

En algún momento fuimos conducidos al lugar privilegiado de la finca, situado en un recodo del río que no se avistaba desde Nobol y que tenía una playa que parecía más bien situada junto al mar. Una playa extensa, con arena compacta, como son las arenas próximas al lecho marino, pero con un apacible entorno, de frondosa y verde vegetación, usual en las vegas de los ríos de la Costa. Ahí disfrutamos de un baño en las aguas del río y mientras esto ocurría, uno de los invitados que tenía una guitarra permaneció sentado en la playita, ensayando una canción. Sus acordes y la letra se grabaron en mi mente. Con el paso de los años se convirtió en un éxito. Me refiero a la canción Playita mía, de coautoría de Bolívar Viera y del renombrado Carlos Rubira Infante, quien precisamente ejecutaba la melodía en esa “playita mía”.

Carlos Rubira Infante ha compuesto 600 canciones aproximadamente; y así como compuso para una hermosa playa del río Daule, tiene el mérito de haberle cantado a todas y cada una de las provincias del Ecuador. Su amor por el país lo manifiesta en la composición Lo que encierra mi Ecuador.

Rubira aún repite que él ha querido unir a Ecuador con su música, “porque el fútbol lo ha separado con las patas…”. Y en verdad lo ha logrado, especialmente entre los migrantes. Los ecuatorianos residentes en New York lo distinguieron con el título de Gran Mariscal del desfile ecuatoriano, en 1982.

El compositor guayaquileño tiene un don especial, según su hija Gilda, pues predijo en una de sus canciones que Ambato algún día sería una urbe muy hermosa. Lo vaticinó en Ambato tierra de flores, composición que realizó luego de la destrucción de la ciudad por el terremoto del año 1949, con la intención de levantar el ánimo de los hermanos ambateños.

Rubira Infante le cantó al amor en la composición Esposa (“…quiero que seas feliz mientras yo viva…”, dedicada a su cónyuge) y a las promesas de los enamorados. Son tantas sus canciones que algunas hasta se desconoce que le pertenecen. Han sido grabadas por cantantes extranjeros como Zacarías Ferreira, dominicano que adaptó al ritmo de bachata el tema Chica linda.

Rubira fue nominado recientemente para ingresar al Salón de la Fama de los Compositores Latinos en Estados Unidos y compite con maestros de la talla del argentino Chico Novarro, por ello invito a votar por él (en el sitio web: http://www.latinsonghall.com/2018-nominees/).

Sería de gran ayuda, para difundir este llamado, que el señor presidente Lenín Moreno instruya a las embajadas y consulados con ese objeto. Los ecuatorianos tenemos la oportunidad de situar a Carlos Rubira Infante como el compositor nacional más prolífico y más reconocido internacionalmente.

(O)