Según Platón, el narcisismo exagerado es el enamoramiento de sí mismo, que lleva a sobrevalorarse; una vanidad que engrandece el ego de admiración hacia sí mismo pero que, en el fondo, tiene muy baja su autoestima. Este tipo de personalidad nace a consecuencia de un terrible trauma, una herida marcada ocurrida en sus primeras etapas de desarrollo, presentando resentimiento, rabia y a la vez temor, esto hace que se refugie en su propia imagen artificial, haciéndose ver como un ser grandioso y manipulador, pero cuando no surte efecto se vuelve un perseguidor. Según las estadísticas mundiales, el 70% de los narcisistas diagnosticados son del género masculino.

El mito del Narciso surgió en el año 43 a. C. con el nacimiento de un bello niño, fruto de una relación de violencia sexual cuando Cefiso raptó y violó a Nayade Liriope. La belleza de Narciso provocó grandes pasiones entre hombres y mujeres, sin embargo tanto era su ego que, tentado por Afrodita, al contemplar su imagen en el espejo de la superficie del agua, sintió una fascinación de su propia figura, a la que no podía tocar ni abrazar, pero tampoco podía apartar su vista de él. Este tipo de estado patológico Freud lo denominó inicialmente psicosis ocasionado por depresiones mayores y que recaen regresivamente sobre el yo único.

El narcisista presenta una autoestima muy vulnerable, no soporta las críticas y ofensas a su personalidad y ego emocional, le incomodan las personas inteligentes o que sobresalen, los describe como una amenaza por lo que trata de dañarlos o destruirlos, por eso suele elegir personas de poca notoriedad para poder manipularlos de acuerdo a su imagen artificial.

En el ámbito social en su entorno solo cuenta quien lo engrandece, lo admira y lo adula; suele elegir sus amistades para que les proporcionen notoriedad y reconocimiento e inclusive los utiliza para sus propios intereses; aparenta seguridad y sabiduría, que lo que se propone lo resuelve, pero este espejismo patológico pudiendo ser exitoso, productivo, no lo deja reflexionar y valorar serenamente la realidad ya que solo le importa su interés mezquino de reconocimiento a acciones personales, no es capaz de escuchar ni reflexionar lo que el entorno externo le aconseja, ya que prevalece la adulación de quienes lo rodean.

De las 11 salas del Museo en el Palacio de Carondelet, la sala ocho se llama Fondo Rafael Correa y guarda todos los regalos recibidos durante su mandato. Quienes tuvieron esa idea de construir esa sala, ¿por qué no pidieron a los otros presidentes que les hicieran llegar los recuerdos de sus mandatos para que el país entero los disfrutara? Y así, se podría llamar Fondo de los Presidentes Republicanos, lo cual descartaría que dicha sala haya sido construida para ensalzar a un solo presidente por parte de quienes lo acompañaron en su mandato. Ha sido desmantelado, escribió reclamando en Twitter Rafael Correa. ¿Será que el actual presidente quiere que dicho museo no represente el culto al ego exagerado, sino a la Historia Republicana del Ecuador? (O)