La Universidad Técnica Federico Santa María, de Chile, es una institución con reconocimiento internacional por su calidad académica. En 1996, con la Fundación ecuatoriana Nicasio Safadi instalaron el campus Guayaquil, fundamentado en dos convenios internacionales, la Constitución y la Ley 88.

Tras 20 años de funcionamiento, el Consejo de Educación Superior dispuso que suspenda la admisión, pues interpretaba que estaba operando como una universidad, sin autorización, y no como el campus que era realmente.

La Fundación Safadi y la Universidad Santa María consideraron que era el momento de promover la creación de una universidad, la Universidad del Río, cuyo proyecto pasó todos los filtros, pero en la reforma de la Ley Orgánica de Educación Superior, el artículo 161, que por el momento afectaría solo a esa universidad, impide que los promotores participen en su funcionamiento y operación, lo que los llevó a desistir del proyecto, pues es difícil responsabilizarse de una universidad sin participar en su quehacer.

Ambas instituciones han dado pruebas de un trabajo universitario serio y de excelencia, sin embargo, la disposición nos priva de una buena universidad como nos permitía esperar la experiencia que conocemos, precisamente, cuando hablamos de excelencia universitaria y de que faltan cupos en la educación superior. (O)