En su última visita a la célula cívica, a la que concurro semanalmente, doña Nelsa Curbelo nos hizo conocer algunas importantes acciones que continúa desarrollando en beneficio de la colectividad y, de manera particular, se refirió a tareas que realiza el Centro de gestión de conflictos y cultura de paz Más Paz, del que participa, y, entre ellas, destacó el proyecto en desarrollo denominado Banco del tiempo Guayaquil.

Nos entregó un documento en el que se explica que dicho banco es una entidad comunitaria, dedicada al trabajo por los demás, que hace intercambio de servicios y oficios, utilizando como moneda algo que todos tenemos y no siempre sabemos utilizar: ¡el tiempo!

Implica una forma de actuar, diferente a lo habitual, satisfaciendo las necesidades y expectativas de quienes se integran a ese banco.

Se ofrece intercambio de servicios como habilidades profesionales, conocimientos técnicos, oficios varios, poniendo en contacto a quien necesita con la persona indicada para satisfacer el requerimiento.

Por ejemplo: el acompañamiento de estudiantes a la escuela o al colegio, cuidar a personas mayores o acompañarlas a sus citas médicas, realizar recados o gestiones.

También cuidado del cuerpo y la salud como masajes, peinados o maquillaje.

Tareas domésticas como cocinar, hacer compras, pequeñas reparaciones de electricidad o gasfitería, así como el cuidado de animales o plantas en el hogar.

Asesoramiento en temas informáticos, trabajos en computadoras o guía para aprender a navegar.

Traducciones y práctica de conversación en otros idiomas.

En formación: ayuda con los deberes o clases de música, pintura, dibujo o decoración.

Se debe tener presente que en el Banco del tiempo es, precisamente, ese elemento: el tiempo, el que juega un papel muy importante a favor y en beneficio de los usuarios, pues reemplaza el rol que el dinero tiene en los bancos mercantiles.

Si usted invierte tiempo haciendo lo que sabe y le gusta ayudando a unas personas, en este curioso banco, cobrará tiempo que le darán otras personas, para satisfacer la necesidad que requiera.

Así que cualquier persona de buena voluntad y seriedad en el cumplimiento de sus compromisos puede inscribirse en el Banco del tiempo y uno de sus agentes se encargará de visitarla, observar sus capacidades, habilidades, conocimientos y disposición de servicio, seleccionándolos por oficio o profesión.

Esta etapa es muy sensible porque se necesitan habilidades y formación moral de los socios del banco, para no encontrarse luego con desaguisados o problemas.

Con la información se forma una base de datos de servicios para que los socios puedan luego demandar el que requieran.

Si le interesa el tema puede investigarlo en internet; pero, por lo pronto, sepa que en Guayaquil funciona uno en Las Orquídeas.

En Quito, la Fundación Esquel llevó adelante un proyecto de esta naturaleza y están operando en cinco barrios: Floresta, Mariscal, Pradera, Quitumbe y Cochapamba, con la colaboración de estudiantes de la Universidad de los Hemisferios.

¿Qué le parece el sistema? ¿Le augura éxitos? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)