En un reportaje televisado ecuatoriano, pude observar cómo los campesinos en la ciudad de Tena, capital de la provincia del Napo, preservan prácticas milenarias de manejo agrícola que gracias a sus condiciones climatológicas privilegiadas, han logrado mantener invariables las características genéticas de ciertas semillas y señalan inclusive un mejoramiento en la cantidad y la calidad de sus cosechas, conservando su biodiversidad. Hoy me atrevería a ubicarlas como “ecoagricultura”, tendencia que busca formas compatibles para mejorar la productividad sin alterar el ecosistema.
El siglo XXI se caracteriza por el nacimiento de nuevos y grandes mercados poblacionales que prefieren ingerir y consumir alimentos libres de residuos dañinos que puedan generar una acumulación tóxica en nuestro organismo, que con el tiempo provocan la aparición de tumores cancerígenos y enfermedades fatales; ante esto, ha nacido una nueva ola de agricultores modernos que producen alimentos completamente inocuos y muy nutritivos de enorme rentabilidad. Las siembras abiertas en campo libre son los retos y peligros mayores que atentan contra esta línea de producción de alimentos inocuos, por ello ha nacido la llamada “agricultura cúbica”.
La agricultura cúbica será la nueva generación de una actividad de producción agrícola altamente rentable, que no es afectada por las condiciones del clima en cualquier época del año, eliminando riesgos de plagas y reduciendo los volúmenes de aplicación del agua de riego y ciertas prácticas agrícolas, controlando sus insumos y asegurando resultados deseados. Son estructuras similares a un contenedor con dimensiones de 9,75m x 2,44 x 2,44m, que en su interior poseen 230 bandejas de siembra que rotan alrededor de un eje, cuentan con un sistema de riego hidropónico automático y con un completo control medioambiental y de monitoreo, con el que se controla la temperatura, humedad, CO2 y el flujo del aire, obteniendo mayor consistencia en el tamaño, color y sabor de los productos, despertando mayor demanda por la obtención de vegetales con mayor contenido nutricional y mayor vida útil en las perchas.
El incremento de la cantidad y la calidad de la producción de alimentos y frutas en el Ecuador para consumo interno y con fines de exportación tiene que ser la visión eterna del país, acompañada de la investigación agropecuaria y eficaces servicios de extensión y obviamente, para tener éxito, contar con la aprobación del Ejecutivo, que es el mayor apoyo político requerido. (O)
Pedro Álava González, Ing. Agr., M.Sc., Fl., EE. UU.