Me preguntan a veces cuáles filósofos influyeron mayormente en mi existencia: difícil es contestar. La lista incluiría a Sartre, Jaspers , Kierkegaard, Albert Camus, Ortega y Gasset, hasta Pascal en lo que se refiere al existencialismo; debo mi más absoluto escepticismo a Voltaire, David Hume, Descartes, Carl Sagan, Richard Dawkins, Bertrand Russell, mi sentido poético de la vida a Saint Exupery (Citadelles), mas si tuviese que escoger un solo libro podrían ser las cartas de Seneca a su amigo Lucilio, tal vez Nietzsche cuando suelta su sentido del humor: “Más que la vida eterna me importa la eterna vivacidad”. “Dos cosas quiere el hombre: peligro y juego. Por ello quiere a la mujer: el más peligroso de los juegos”. Me aburre la gente que se toma demasiado en serio, se empapela el alma con diplomas, termina apergaminada.
El principito es para adultos inconformes, lo fue Juan Salvador Gaviota pero encuentro en Mafalda, en Snoopy, mucha filosofía. Cuando el pequeño Charlie Brown le hace notar que un buen día nos vamos a morir, Snoopy contesta: “Sí, pero los otros días no”. El mismo perrito piensa que perderse es la mejor manera de encontrarse, “mientras encuentras lo que buscas sé feliz con lo que tienes, sé la mejor versión de ti mismo”. “Es mejor vivir un día como un león que doce años como oveja”. “En el libro de la vida, ¡las respuestas no están en la última página!”.
Para Mafalda hay más problemólogos que solucionólogos: “Ya que amarnos los unos a los otros no resulta, ¿por qué no probamos amarnos los otros a los unos?”. “Ni mi papá ni mi maestra dormirían tranquilos sabiendo que inculcan cosas que no funcionan”. “Si uno no se apura en cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno”. “No es cuestión de romper las estructuras, sino saber qué hacer con los pedazos”. “Francamente no sé qué haría yo sin mí”. “Sería lindo despertar un día y encontrarse con que la vida de uno depende de uno”. “¿Y si antes de hacer lo que tenemos que hacer empezamos por lo que tendríamos que haber hecho?”. “¡Qué atrasado está el progreso!”. “Por supuesto que el dinero no es todo, también están los cheques”. “Admitir que se está equivocado es el harakiri del orgullo”. “La vida no debería despojar a uno de la niñez sin antes darle un buen puesto en la juventud”. Felipe es el mejor amigo de Mafalda (Quino me confesó que se identificaba con él), Susana es la típica mujer de frívola vida social; Manolito, el comerciante de cerebro cuadrado, tenemos una muestra del conjunto humano que alguna vez quisieron retratar Emilio Zola, Dostoievski, Flaubert, David Copperfield, Romain Rolland, Jules Romain. Lo importante es llegar a ser viejo sin limitarse a la adultez, morir joven lo más tarde posible, así como lo deseaba Pablo Picasso, evitar el fanatismo político o religioso, saber reírnos de nosotros mismos, tomar conciencia de nuestra insignificancia. José Martínez Queirolo opinaba que el hombre serio era aquel que sabía guardar su infancia en el bolsillo. (O)