Tradicionalmente los fines de año se queman los monigotes llamados “años viejos”.

Desde hace muchos años que todos hacíamos los monigotes con ropa usada, papel, viruta, etc., para en esa forma despedir el año que culminaba cada 365 días, y en el que se van los buenos y malos recuerdos.

En los tiempos actuales surgieron “los monigotes gigantes” que los artesanos confeccionan y que sin lugar a dudas son unas verdaderas obras de arte.

Todo esto ha venido sucediendo en los últimos años, pero este año se ha tomado en cuenta la experiencia de los años anteriores que la “quema” de los monigotes gigantes colabora en alto grado a la contaminación ambiental y los peligros que trae quemarlos.

El cuerpo de bomberos acertadamente solicitó al Sr. Ab. Jaime Nebot Saadi, alcalde de nuestra ciudad de Guayaquil, prohibir la quema de los monigotes por los antecedentes señalados.

Soy del criterio que efectivamente dichos monigotes gigantes que representan figura famosas que agradan a los niños y, por qué no decir, a los mayores, no sean quemados y que mejor, dichas obras de arte sean expuestas en los parques de nuestra ciudad de Guayaquil como adornos y para recreación de chicos y grandes que pueden incluso tomarse fotos. Esto sería luego de que la Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil conceda los premios acostumbrados a nuestros artesanos que se lo merecen. (O)

Humberto Echeverría Matamoros, abogado, Guayaquil