En los dibujos animados aprendemos el efecto del sonido, cuando muestran a una cantante de ópera dirigiendo su voz a una copa de cristal, quien en cierto momento en los tonos más potentes hace que la copa colapse (se rompa). Este preámbulo es para crear idea de lo que es un sismo de efectos bamboleantes u oscilatorios, que difiere de uno trepidatorio.
El 16 de abril a la hora de inicio del suceso telúrico en Ecuador, cuando ingresaba a mi casa por la puerta del garaje que es de planchas de hierro, antes de abrirla sentí un ronroneo, puse mi mano en la puerta y sentí vibración; toqué el pilar de hormigón, sentí que la puerta sonaba como campana, impacto suficiente para tomar la decisión de no ingresar a mi casa. Después de 5 minutos entré, a ver si tenía novedad la estructura. Hice un minucioso chequeo a la casa, comprobé que había pasado el efecto del sismo sin novedad. Al ver las noticias de los medios de comunicación me permito recomendar que tomen en consideración que los efectos de aplastamiento de elementos de estructuras como pilas o pilares, donde se ve que no es que se han virado o volcado sino que se ve como que se hubiesen demolido verticalmente; su falla es por aplastamiento y la fuerza de gravedad g –que se dice fue 4g– da una idea, salvo otros criterios, que el efecto es de que si un elemento estructural pesaba 2 toneladas, en el momento del sismo pesó 2 x 4 o sea 8 toneladas, y que con el efecto adicional de la onda expansiva, el pilar o pila que lo sustentaba colisionó. El sonido tiene propiedades de desplazamiento que varían de acuerdo con la calidad del material que atraviesa, por eso la onda expansiva se encamina por donde le es más fácil desplazarse (los pilares o pilas). En cuanto a las carreteras que han colapsado, en las fotos se observa que las fallas son rajaduras que se producen paralelamente al eje de estas. Es recomendable que se vuelvan a hacer los estudios geotécnicos, porque tales fallas son por lo general indicios de que exista en el tramo afectado, una falla geológica. (O)
Salvador C. Loffredo Autheman, ingeniero civil, avenida Samborondón