Con la exitosa presentación, durante tres fines de semana, de una obra teatral inspirada en la vida y carrera artística del más grande cantor ecuatoriano de todos los tiempos, queda demostrado que Julio Jaramillo continúa vigente en el quehacer cultural del país y del continente, pues su trayectoria y sus canciones siguen inspirando la aparición de nuevas creaciones en el ámbito farandulero y de jóvenes artistas que tratan de emularlo o perseguir sus pasos y de esta manera resaltar su legado artístico, que tanto impacto aún causa a los treinta y ocho años de su desaparición física.
Cabe indicar que JJ tuvo tanto éxito a nivel nacional e internacional, que algunos países se disputaban su nacionalidad, hasta que quedó demostrado fehacientemente que nació en Guayaquil, Ecuador, el 1 de octubre de 1935, y que fue un polifacético cantante y compositor que interpretó los más diversos géneros musicales, como pasillos, boleros, valses, rancheras, tangos, milongas, polcas, fox, joropos, albazos, pasacalles y baladas.
Pero merece un capítulo aparte el hecho de que le cantó a la mujer en sus diversas facetas, destacándose por supuesto a la madre y a la mujer amada, lo que seguramente creó esa multitudinaria admiración de las féminas en todos los países de habla hispana.
JJ interpretó melodías dedicadas a la mujer de los sitios donde nació, actuó o vivió por algún tiempo, como Guayaquileña, Ay mexicanita, Caraqueñita, Mujer merideña, Mujer guayanesa, entre otros títulos. Lo mismo sucedió con interpretaciones a la mujer de acuerdo a su profesión o su condición física o intelectual, como La panadera, La cieguita, Mecanógrafa, Las abandonadas, Extranjera, La muchacha del bar, Linda pequeñita, China hereje, Chica linda, Virgen pura, Señora bonita, Muñequita de cristal, Peregrina sin amor, Pobre mesera, Petruska.
También le cantó a la mujer que por diversas circunstancias de la vida tuvo desavenencias con su hombre amado, como Víbora, Arrepentida, Amigos y mujeres, Ingrata mujer, Esa, Esa mujer, La amante del cartero, Muchacha que me dejaste, Sin ella, Arpía, Traicionera, Frustrada, Descorazonada, Virgen de medianoche, etcétera.
Pero, sobre todo, Julio Jaramillo resaltó en sus interpretaciones musicales el amor por la mujer cuando le decía: Alma mía, Mi muchachita, Amada mía, Esposa, Compañera mía, Querida, Nuestro juramento, Fuiste mía primero, El huerto de mi amada, Mujer suave y divina, Virgen de la playa, entre otras.
Finalmente le cantó a la mujer de sus amores, llamándola por su nombre. Así grabó Elsa, Carmita, Amelia, Hilda, Hermelinda, Leticia, Alicia, Sonia, Norma, Dónde estás Yolanda (a dúo con Alci Acosta).
Hay que destacar que algunas de estas canciones fueron de su inspiración, es decir que fue autor e intérprete de esos temas. (O)
José Gorotiza Véliz, licenciado, Guayaquil