El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC ) publicó hace poco la nueva Encuesta Nacional de Empleo y Desempleo. Según esto, al cierre del 2015 el porcentaje de desempleo fue del 4,77% frente al 3,80% del 2014. Si tomamos en cuenta que la población económicamente activa (PEA) en el 2015 fue alrededor de 7,6 millones, esto quiere decir que al cierre del año anterior había 362.520 desempleados.

El subempleo en igual periodo pasó del 12,87% al 14,01% de la PEA, lo que significa 1’064.160 subempleados. En tanto que el empleo adecuado disminuyó del 49,28% al 46,50%, es decir, en diciembre del año anterior había 3’534.000 ecuatorianos con empleo adecuado y 4’066.000 personas en condiciones y edad de trabajar sin empleo adecuado.

La medición por áreas indica que en la zona urbana el desempleo es del 5,6%, mientras que en la zona rural es del 2,88%. En todo caso, la diferencia, según el INEC, es “estadísticamente significativa”.

Estos números confirman lo que la experiencia vivencial de los ecuatorianos indica. Su importancia radica en que son cifras oficiales, que habrá que tener en cuenta tanto en el Gobierno como en la ciudadanía y que ya no será posible no ver la realidad. Ante ella, es urgente que conozcamos las medidas a tomar para subsanar un problema grave que, si pensamos en que detrás de cada número hay una familia con miembros que no figuran en la PEA, es aún mayor. (O)