La esperanza es lo último que se pierde. Así debemos creer. Al compartir con las personas escuchamos del entorno desalentador para el año que viene, por las dificultades que se pronostican.
Más la actitud debe diferenciarnos para así lograr con acciones positivas consolidar un 2016 con salud, paz, sabiduría, solidaridad y trabajo. Cuando nos insistan con algo negativo, poder encontrar las oportunidades y voltear el pronóstico. Seguro Dios con su infinita misericordia no abandonará a sus hijos. Con tal certeza y la esperanza de mejores días, podremos responder a nuestro país, nuestra ciudad y a nuestras familias.(O)
Leonardo René Viteri Andrade, abogado, Guayaquil