Según Cedatos, el 45% de la población cree que el país va mal; el 44% ve bien las cosas. Para el 35% mejorarán, el 33% piensa que empeorarán y el 23% que “seguirán igual”. El 55% atribuye la causa de la inquietud al desempleo. También inciden el costo de la vida y el mal manejo de recursos públicos. Tal percepción ratifica lo que manifesté en una radio: el asunto electoral no es prioridad ciudadana, sino el mantener la fuente de los ingresos –en riesgo evidente y diario–, para cubrir a corto plazo las necesidades básicas.

Para quienes seguimos en televisión el “conversatorio” que terminó en “confrontatorio”, desarrollado con una parcializada y acosadora conducción, en un escenario mediático preparado para apoyar los dichos del presidente –glosándolos con subtítulos–, la experiencia fue decepcionante, irritante y más angustiante. Lo que no sabíamos es que los invitados a “conversar” fueron amedrentados por un populacho y que no se les permitió ingresar a los estacionamientos con sus vehículos. Así fueron obligados a pasar caminando el túnel de tal “recibimiento”. Durante la encerrona observamos descalificaciones dirigidas a los “no oficialistas”, que valientemente (por cierto, dignamente) y manteniendo la cabeza sobre los hombros, sostuvieron teorías y conocimientos, ratificando la existencia de la crisis económica, que para numerosos ecuatorianos ya quema.

También fuimos reducidos a la incómoda situación de cuestionar nuestro sentido común, cuando dos de los invitados fueron sometidos a burla gestual y verbal frente a estudiantes de Economía presentes en el salón; todo por defender lo que por siglos la humanidad ha tenido por un valor de prudencia en materia de administración: el ahorro, que es sinónimo de previsión para los tiempos de vacas flacas. Sin embargo, el oficialismo sorprendió elogiando el modelo económico de Bolivia, pero sin mencionar que tiene casi 15.000 millones de dólares en reservas monetarias, las más altas de América Latina (aproximadamente el 50% del producto interno bruto PIB). El ministro de Economía y Finanzas boliviano confirmó que cuentan con esas reservas para proteger su economía ante la baja de los precios del petróleo, que afecta los del gas natural que exporta a Brasil y Argentina.

Hasta tuvimos que atestiguar la mención de que en este Gobierno se han hecho bien las cosas en materia económica, como respuesta al reproche del excesivo gasto público, a la evidencia de la baja de los depósitos en los bancos y ante la afirmación de dos de los invitados de que hay recesión. Otro sugirió que la posibilidad de reelección presidencial agravará las condiciones de desconfianza para las inversiones. Esto último nos trajo el recurrente temor al clima de violencia y escasez que impera en Venezuela.

Entre los comentarios sobre la “encerrona” en las redes y las radios, puedo resumir que el temor a peores días no ha variado. Pues el Gobierno sigue negando la crisis y utiliza la mediática para difuminarla. Ello no evitará que aumenten la intranquilidad y el pesimismo de carne y hueso, no solo de encuestas. Además, ayer jueves, en Radio Democracia, se reveló que en el propio Gobierno hay reconocimiento de que la crisis de divisas es real y grave y que estaría documentada en un informe de la Vicepresidencia de la República. (O)