El valor universal que se llama respeto, todos debemos aplicarlo. Es muy lamentable que un alto funcionario de Gobierno, por no estar de acuerdo con las expresiones vertidas por el máximo representante de la Iglesia católica de Guayaquil, lo irrespete.
Estamos viviendo una era donde los antivalores están achicando a los valores, y con este ejemplo, ¡qué podemos esperar de la actual y futura generación! En planteles educativos ya se vive el irrespeto a directivos y docentes, en familias los hijos no respetan a sus progenitores, tenemos el maltrato al adulto mayor, etcétera. Con este espejo se estaría afianzando el antivalor. Es de caballeros pedir públicamente disculpas; lo cortés no quita lo valiente. Antes en los actos públicos estaban en la mesa directiva o tribuna las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. (O)
Ángel Mantilla,
Guayaquil