¿Está entre sus planes, estimado lector, publicar un libro? ¿Quiere dar a conocer sus ideas, compartir sus experiencias, ejercitar sus inquietudes literarias? Sin embargo, ¿cree que las editoriales cierran sus puertas a los escritores poco conocidos, que el público no compra y no lee obras de autores nacionales y que si se decide editarlo usted mismo le saldrá demasiado costoso? Mi consejo, amigo, es que publique aunque todo el mundo le caiga encima. Hágalo sin temor, poniendo en ello toda su fe. Si es ama de casa, comerciante o ingeniero, si jamás pisó una facultad de Letras, si en la escuela sacaba cero en redacción, vaya de frente, que las generaciones venideras siempre le agradecerán su intento, cualquiera sea el tema que aborde. No se arrepentirá.

Sí, las grandes editoriales internacionales difícilmente publican un libro de un debutante desconocido, pero nada se pierde con probar... y a veces dan buenos consejos. Un libro bien editado, con algún sentido, tiene buenas probabilidades de venderse y si no ocurre así, no se preocupe, eso les pasa incluso a autores consagrados con determinados títulos. Si es que opta por la autoedición le costará, pero menos que otros lujos y su satisfacción, créame, durará toda la vida. Eso sí, cualquiera sea el propósito que persigue, hágalo lo mejor posible.

¡Escriba! Concluido el texto someta a revisión su contenido y, no importa si es un manual de mecánica o un tratado de veterinaria, encargue la corrección idiomática a un profesional, cuesta poco ¡y se gana tanto! Con su creación pulida acérquese a las pequeñas editoriales nacionales, son muy creativas en buscar soluciones. A veces aceptan compartir ciertos gastos, lo que es preferible a afrontarlo todo por usted mismo. Mucho cuidado en esto, porque hay corporaciones que fungen de editoriales y en realidad son caros brókers de imprenta, que viven de explotar a quienes se ilusionan demasiado con ver su obra publicada. Las entidades estatales son una posibilidad, puede que no le cueste nada trabajar con ellas, pero asegúrese de que habrá un método para que el volumen se comercialice adecuadamente. Muchas publicaciones de estos organismos terminan sepultadas en sus sótanos. Fíjese en la calidad de otros libros de su presunto editor. En todas las etapas procure recurrir a los profesionales, ciertos ahorros pueden significar el fracaso completo. Es indispensable gestionar el ISBN y el código de barras. El diseño encárguelo a alguien con trabajos de calidad para mostrar. Lo mismo con la imprenta, hay que ver muestras en formatos y materiales similares a los que usted quiere. Esta es la parte más costosa y la que no tiene arreglo si no sale bien. Si contrató con una buena editorial tratarán de comercializar el libro, si optó por otra vía, busque un distribuidor establecido, hacerlo usted mismo es difícil e ingrato. En ninguna de las etapas deje que lo desilusionen, sea audaz, lo que usted tiene que decir siempre será único. Inténtelo, es una aventura inigualable, llena de satisfacciones que llegan independientemente del éxito de ventas. (O)