Hoy en día la humanidad piensa que la necesidad más importante es el dinero, la riqueza (las cosas materiales), claro que lo es; pero la necesidad más importante es tener tranquilidad, y esta paz solo la puede dar Dios.

Queremos más y más para nosotros mismos, nuestros hijos, la familia. No miramos que a nuestro alrededor existen personas en las calles que necesitan un bocado, un par de zapatos, ropa; existen muchos que los llaman mendigos, yo los llamo personas necesitadas, sin hogar, sin familia y nadie hace nada por ellos. Pensar en lucrar y no hacer nada por ayudar a la gente que en realidad necesita. ¿Hacemos lo que Dios nos manda, ser misericordiosos, generosos..? He oído que las necesidades humanas son infinitas, están constantemente cambiando, que varían de una cultura a otra en cada periodo histórico. Opino que las necesidades humanas fundamentales son finitas y clasificables, son las mismas de todas las culturas y en todos los periodos históricos; lo que cambia a través del tiempo y las culturas, son las maneras o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades fundamentales que son: subsistencia (salud, alimentación...), protección (sistemas de seguridad y prevención, vivienda...), afecto (familia, amistades...), entendimiento (educación, comunicación...), participación (derechos, responsabilidades, trabajo...), ocio (juegos, espectáculos...), creación (habilidades, destrezas...), identidad (grupos de referencia, sexualidad, valores...), libertad (igualdad de derechos)... Concebir la necesidad solo como carencia restringe su espectro a lo puramente fisiológico, que es el ámbito en que una necesidad asume con más fuerza y claridad, la sensación de falta de algo. Pero en la medida que las necesidades comprometen, motivan y movilizan a las personas, son potencialidades y pueden llegar a ser recursos. Esa debe de ser nuestra meta, la de políticos, presidentes..., actuar bajo la personalidad de Dios; en eso consiste el Evangelio, darse a los demás. La Biblia dice: “... doy testimonio de que con agrado han dado, conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas”. (O)

William F. Baque Galarza, universitario, Guayaquil