En estos últimos meses se ha desatado una gran polémica en las redes sociales sobre el nuevo proyecto del gobierno llamado Plan Familia Ecuador.
Activistas de varios grupos no han demorado en hacerse presente, algunos quejándose sobre la nueva decisión del presidente de la República en la visión de educar a los jóvenes en valores.
¿Pero de dónde nace la polémica? Del relativismo. ¿Por qué? Porque apenas se comunica que la educación para prevención del embarazo y sexualidad se va a dar a base de valores, muchas personas saltan de la ira, parece que de verdad esto los incomoda. Hay algunos que se olvidan de que los valores sí existen. Aunque caigamos en la decisión de ignorarlos, parece que el solo hecho de recordarlos crea malestar en las personas. Hay cosas que están mal y cosas que están bien y no dependen del “yo pienso”.
Si ha quedado demostrado que el plan anterior del Gobierno fue un fracaso (palabras del mismo Rafael Correa) ¿por qué no darle la oportunidad ahora al plan Familia Ecuador, a una educación responsable dejando de lado el hedonismo y la sexualidad precoz?
Muchos ignoran que el vivir con valores no es suprimir todo placer o deseo, al contrario, es gozar plenamente de ellos pero con control y responsabilidad, orientando a los jóvenes y adolecentes a crear vínculos de pareja más sólidos y estables, donde no solo prime el goce sino la comunicación y donde antes de inducir a los jóvenes a tener relaciones sexuales prematrimoniales se les enseñan las consecuencias que existen al hacerlo (embarazo inesperado, enfermedades de transmisión sexual, dependencia emocional, etcétera). Para el que ignora, las pastillas anticonceptivas traen problemas de salud para la mujer y el preservativo no es cien por ciento seguro en la protección de transmisión de enfermedades sexuales. En resumen, no son seguros para nuestra salud.
Al crear más irresponsabilidad tenemos que crear más entidades del Estado que resuelvan nuestros problemas. Mejor creemos conciencia. Se dice que mejor es prevenir que lamentar, y es cierto. Si yo aseguro una relación estable con mi pareja dentro del matrimonio y le soy fiel, no voy a tener problemas de embarazo inesperado o de contagiarme de alguna enfermedad venérea. ¡Ah, es que no se puede! Aquí todos somos promiscuos y hedonistas… Mentiras. Todavía hay familias que viven en valores y esas son las que justamente a través de los años han sobrevivido al alto índice de divorcio, y con esto no estoy afirmando que todos los matrimonios que terminan en divorcio han vivido sin valores. Aquí nadie está para juzgar las decisiones de las demás personas, cada uno vivirá de acuerdo a su criterio, pero justamente eso es lo que se busca, formar jóvenes con criterio y no solo con deseos. Es mejor no quejarse, porque aunque se instruya en valores familiares, la decisión de ponerlos en práctica es de cada uno. Nadie va a ir preso por dejar embarazada a una adolescente o tener relaciones sexuales antes del matrimonio, pero sí se puede afirmar una cosa: hay que dejar de vivir en el relativismo y la irresponsabilidad, para empezar a tener dominio de nuestros actos.(O)
María Beatriz Vernaza Guerrero, Guayaquil