Concuerdo totalmente con una lectora que ha publicado una carta en la que dice que ella no es Charlie. Pienso y siento exactamente lo mismo y estoy segura de que miles de personas sienten lo mismo.
Encuentro terrible la matanza hecha al personal de la revista Charlie Hebdo, en París, imagino el dolor de los familiares; pero ¿podría decirse que se lo buscaron? Nunca en mi vida había escuchado hablar de la revista, pero lo que la lectora dice que han publicado sobre la Virgen María y el papa Benedicto XVI me parece abominable y seguramente así lo han hecho con otras religiones. Nadie en este mundo tiene derecho a burlarse de ninguna religión y menos aún de una forma tan burda y soez. Esgrimiendo la bandera de “la libertad de expresión” creen que tienen el derecho de ofender de esa forma. Para mí, como para muchos, la libertad de expresión es otra cosa, es poder expresar la disconformidad con ciertas autoridades, con procedimientos que a la vista están errados; en todo caso, poder hablar libremente sin temer que seremos castigados por disentir con los gobiernos de turno, como nos sucede en algunos países de Latinoamérica. Ahora la revista Charlie Hebdo ha conseguido aumentar su tiraje de 50.000 ejemplares a 3’000.000, ¿o sea que la muerte de algunos de sus dibujantes y periodistas les sirvió de propaganda?
Y lo peor de todo es que pretenden continuar con sus ataques de siempre, sin darse cuenta del odio que generan en quienes nos sentimos aludidos, porque tocan los principios más sagrados que tenemos y lo que cada ser humano adora o venera en su religión. No se dan cuenta de que aparte de todo están haciendo un daño irreparable a su país y al mundo, porque algunos grupos musulmanes extremistas no se andan con rodeos y matan sin piedad creyendo que van directo al cielo de ellos. El turismo bajará considerablemente en Europa, porque los turistas pueden pensar que habrá próximos atentados. En mi muy particular opinión, los dirigentes de la revista deben reconsiderar y reprogramar el contenido y no seguir la misma línea de tentar a los extremistas para que sigan cometiendo crímenes atroces y bárbaros. (O)
Lourdes Meloni de Rojas, avenida Samborondón