Universidades y docentes de países “subdesarrollados” con universidades estatales o públicas tienen problemas como el tiempo de servicio como centros de educación superior, crisis económicas y falta de profesores, quienes por sus años de servicios y a título de cumplir nuevas leyes de educación superior deben abandonar las aulas universitarias, para dar paso a los nuevos profesores que perciben más de lo que ganaban los profesores “jubilados”.

El sistema de educación superior mundial está apurando el proceso de evaluación y acreditación que deben cumplir las universidades, especialmente públicas, en el mundo. De acuerdo a un estudio de la consultora  Center for World University Rankings , de Arabia Saudita, está “jubilando” universidades; no está en su lista de las mil mejores universidades del mundo, ninguna de Ecuador, Perú, Centroamérica (excepto México), Caribe, Cuba; Venezuela, Bolivia, Paraguay, Uruguay, etcétera. ¿Con qué autorización publica estas estadísticas draconianas?, no sabemos quién controla a estas instituciones internacionales y las publicaciones probablemente son publicidad de marketing, mas no científica. Tenemos que manifestarles a estas instituciones que más vale la capacidad sin dinero y sin diploma, que el dinero y el diploma sin la capacidad. Lo contraproducente es que los docentes a nivel nacional y mundial luego de habérseles tramitado las jubilaciones y que los alumnos están sin recibir clases, las autoridades de estos países se ven en la necesidad de requerir de estos profesores jubilados una vez más, y sin enrolamiento nominal sino con facturas personales como profesionales en libre ejercicio y no como titulares principales. Existe un 4% con títulos de doctores o PhD, y un 45% con títulos de tercer nivel; la diferencia es un 53% de docentes sin títulos académicos, o con títulos extranjeros no reconocidos por el sistema actual; un 80% de estos docentes se quedan sin trabajo porque sus títulos no son adecuados para continuar en la docencia universitaria en estos países. Los títulos de maestrías o de cuarto nivel obtenidos en España no son reconocidos por ciertos países como el Ecuador, por considerarlos títulos solo profesionalizantes no válidos para optar por una cátedra universitaria. Los grados doctorales y PhD, el marketing educativo promociona obtenerlos no en América Latina sino en otros países recomendados por estas firmas, sin embargo los recursos económicos de los docentes sin cuarto nivel no alcanzan para obtener estos máximos grados. Es hora de que los países latinoamericanos emitan sus propios títulos para sus docentes universitarios.

José Arrobo Reyes, economista, Guayaquil