Hoy, la mayoría de los ecuatorianos estará pendiente de su televisor, esperando el resultado del partido de fútbol entre Ecuador y Suiza, es el debut de la Selección en este campeonato mundial.

Los expertos y los que no lo son, pero sí aficionados, han discutido mucho acerca de si la alineación decidida por el técnico Reinaldo Rueda es la mejor. Ahora solo queda esperar a lo que señale el marcador.

Mucho se habla y se escribe acerca del poder seductor del fútbol y no es el objeto de este editorial sumarse a ello, pero sí resaltar que sería bueno si utilizáramos la misma capacidad de interesarnos, de dialogar, de comentar, de informarnos y de unirnos alrededor de lo que once jugadores hacen en la cancha, asumiendo que el honor nacional depende de ello, para apasionarnos por otras causas de las que depende la calidad de vida de muchos ecuatorianos. Precisamente eso, la calidad de vida de millones de brasileños, es la preocupación que ha estado detrás de las manifestaciones en el país anfitrión, que en el primer día del campeonato se dieron en al menos siete ciudades y dejaron 17 heridos y 70 detenidos. Antes las manifestaciones fueron masivas, probablemente quisieron dejarle al mundo materia de reflexión: ¿un campeonato de un deporte tan popular justifica inversiones millonarias en lugares donde el pueblo padece de innegables carencias?