“Ser joven y no ser un revolucionario es una contradicción hasta biológica” dijo Allende; y Fidel: “Es Latinoamérica que bulle porque su naturaleza es volcánica”. Recuerdo el año 1962 cuando siendo un joven estudiante, viajé a Cuba para aprender a guerrear porque lo nuestro era por la fuerza. Recibí apoyo doctrinal de algunos prominentes en la lucha contra el imperialismo yanqui y sus aliados. Por ello, recibimos carcelazos, atropellos y vilipendios de parte de los efectivos policiales y militares que servían a los gobiernos de turno.
Recuerdo la frase de Fidel: “La OEA es una prostituta que no ha podido seducirnos”. Yo sigo creyendo en el contenido de esta frase porque este organismo no ha servido jamás a los verdaderos objetivos de la lucha humana. Basta solo observar cómo a una mujer valiente como María Corina Machado, digna representante del pueblo venezolano, no hayan querido recibirla en la casa del prostíbulo.
Momentos antes, “un Bonaparte de bolsillo” de apellido Cabello, la insulta, denigra y amenaza, acusándola de asesina a esta extraordinaria mujer que lucha por sus ideales y por su pueblo.
Todos sabemos que en Venezuela se ha instalado un gobierno dictatorial en donde no cabe ideológicamente la lucha contra el imperialismo. Lo que se ve a las claras es maldad, que antes decían combatir.
Cuando en 1962 conocí a Fidel y a su intolerante hermano Raúl, este no tenía ninguna preparación a excepción de lo militar. Ahora es el que manda y me da mucha pena por Fidel, porque no es el método revolucionario que aprendí cuando él lo encauzaba.
Ahora la prostituta se cambió de mesa para dar atención esmerada a Maduro y su séquito de rufianes.
Walter W. Wiesner, ingeniero, Guayaquil