Una gentileza me permitió participar, en la iglesia de la parroquia eclesiástica Nuestra Señora de Las Lajas, en el Guasmo sur, el domingo 8 de septiembre del 2013, en la misa durante la que María Isabel Montesdeoca Sinchi realizó su profesión perpetua para incorporarse a la comunidad las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

La jornada de profunda religiosidad, amor y alegría se vivió con devoción, entusiasmo y satisfacción, no solamente por la monición, lecturas, homilía y cánticos, especialmente seleccionados para la ocasión, que ayudaron a compenetrarnos de la solemnidad y trascendencia que entrañaba el solemne compromiso de adhesión a un modo particular de vida, sino también después, cuando participamos del ágape fraterno, manifestación del júbilo de los asistentes.

¿Por qué Isa, como la llama su hermana menor Ana, que espera seguir sus pasos, al hacer su profesión religiosa prometió a Dios Todopoderoso, ante su Madre Virgen, delante de todos los santos y en presencia de cuantos nos hallábamos allí, particularmente ante la representante de la superiora General de la Congregación de las Esclavas, perpetua castidad, pobreza y obediencia en el cumplimiento de sus normas?

Deben existir varias razonas y me parece que una es la expresada en el cántico Me has seducido Señor, que con emoción particular se entonó durante la misa. Lea su coro: “Me has seducido, Señor, con tu mirada, me has hablado al corazón y me has querido, es imposible conocerte y no amarte, es imposible amarte y no seguirte, me has seducido, Señor”.

Isabel nació en Cuenca, es la primera de ocho hermanos, su formación religiosa se inició en casa, pues su mamá fue catequista, actividad que luego ella también ejerció cuando, ya en Guayaquil, participaba en grupos juveniles de la parroquia Santo Hermano Miguel, en el Guasmo, donde residía.

Al conocer la biografía de ese santo patrono, lasallano, lo admiró como anunciador de la Palabra de Dios, en su predilecta gestión de preparación de la niñez para recibir la primera comunión y pensó emularlo, al tiempo que comenzó a vincularse con las Esclavas, que habían llegado al Guasmo en 1991.

En la vecina parroquia de Nuestra Señora de Las Lajas fue asesora de grupos juveniles y también trabajó en la Vicaría de Pastoral de la Arquidiócesis de Guayaquil, durante ocho años, sin abandonar sus actividades apostólicas.

Profundizar en el carisma de las Esclavas, observar los ejemplos que recibía, durante varios años de cercanía, no sin pasar por dudas; el vivir la humildad y la sencillez, participando de la espiritualidad ignaciana, que las anima, le permitieron decidirse a realizar su profesión perpetua ante una regocijada feligresía que la conoce y aprecia.

Emocionante y gratificante es constatar la existencia de grupos en que el afecto y la ayuda mutua fluyen, haciendo creíble que es posible una humanidad hermanada, donde jóvenes valientes se consagran exclusivamente a servir a los demás, para siempre, en pleno 2013.

¿Qué le parece? ¿Sería tan amable en darme su opinión?