La música nacional ecuatoriana es un vínculo de comunicación y abre numerosas ventanas al desarrollo armónico de la personalidad humana.

En mi infancia escuchaba con mis padres pasillos, valses, pasacalles y a el Ruiseñor de América Julio Jaramillo y a la inmortal voz de la ternura, Máxima Mejía; entre otros que cantaban los textos más hermosos, melancólicos, de la belleza de las mujeres, la valía de los hombres, la nostalgia por el ser amado. Un día en el año 2004, me llamó la atención un programa de radio a cargo del amigo de Julio Jaramillo, el guitarrista Rosalino Quintero; daba a conocer el inmenso repertorio de nuestra música nacional.

No me perdía ni un día su interesante programa.

En la actualidad el reggaetón ha atrapado a la juventud. La música nacional tiene que ser enseñada en las instituciones educativas.

Ronald Renato Casal Saltos,
Guayaquil