Cerca de 1.200 miembros del Ejército ecuatoriano allanaron los pabellones de las cárceles de Guayaquil, ubicadas en la vía a Daule, al norte de la ciudad. Las operaciones empezaron en la madrugada de este lunes, 29 de septiembre.
Los centros carcelarios intervenidos fueron el CPL 2 Femenino, el CPL 4 Regional y el CDP 5 (Centro de Detención Provisional).
Estas acciones se realizan luego de un atentado reportado en los exteriores de la Regional, ocurrido el pasado 26 de septiembre. Un automotor cargado con explosivos estalló en el ingreso de la cárcel. El vehículo que explotó estaba reportado como robado, según la Policía.
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Según fuentes militares, el atentado habría sido perpetrado por la banda Los Lobos como represalia en el marco de una pugna interna que mantiene con Los Choneros dentro de la cárcel Regional.
Por ello, este domingo las Fuerzas Armadas reforzaron la seguridad afuera del complejo carcelario, colocando vallas de concreto y alambres de púas.
“El personal militar está permanentemente en el CPL. Ya tenemos vallas de concreto, vallas con neumáticos utilizados, y en el interior hemos colocado un sistema de seguridad con medios tecnológicos, como drones, ubicados en todo el contorno y alrededor de las cárceles”, indicó un comandante del Ejército ecuatoriano.
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Asimismo, este lunes los uniformados intensificaron las requisas en los pabellones. Los militares hallaron más de setenta celulares, armas blancas (cuchillos), cargadores, chips de teléfonos e incluso una antena satelital. La antena satelital, que habría permitido a los reclusos tener conexión a internet en sus dispositivos, fue hallada en poder de los internos.
Según personal militar, los celulares incautados en el operativo serían utilizados por los reclusos para realizar extorsiones tanto dentro como fuera del centro penitenciario.
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“La economía criminal de las cárceles utiliza estos medios de comunicación para extorsionar a los familiares de los privados de libertad y cobrarles en el exterior por ciertos servicios que reciben dentro. Esta economía genera mucho dinero y llega a las manos de los grupos criminales”.
Durante la requisa también se encontró una lista en la que los reclusos llevaban el registro de los productos comercializados dentro de la cárcel. En ese documento se detallaba, por ejemplo, que un cigarrillo podía costar hasta 5 dólares; una cola, hasta 30 dólares; y un celular, en su precio más bajo, alrededor de 500 dólares.
Estos operativos se realizan en las cárceles a nivel nacional, que actualmente se encuentran bajo control del Ejército. (I)