Bastión Popular es un sector dividido por bloques, en el norte de Guayaquil. La ubicación geográfica de esta populosa zona la hace coincidir con la vía a Daule, parte de Mucho Lote y un sector de Paquisha.

De calles algo angostas, unas más estrechas que otras, el vecindario se construyó con familias que llegaron de otras provincias o jóvenes matrimonios locales que fueron teniendo sus descendientes en esa zona.

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Es un sector que cuenta con organización en ciertos bloques, con dirigentes que han tratado de mejorar el ornato e impulsar iniciativas. La regeneración de calles ha ido a la par cambiando la cara a esa zona.

No obstante, en los últimos meses, las muertes violentas registradas en ese sector lo han puesto en la parrilla de los noticiarios. Al menos 20 de los 129 casos de crímenes reportados en la Zona 8 hasta el 9 de febrero se han registrado en Bastión Popular en lo que va del 2022.

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Solo en los últimos diez días son al menos cinco casos. La Policía ha relacionado parte de esas muertes con la venta de drogas en el sector.

El 30 de enero le dispararon a Luis Alberto R. a través de una ventana en el bloque 2 de Bastión Popular.

A través de la ventana mataron a un hombre en el bloque 2 de Bastión Popular. Foto: cortesía

Luego, el 4 de febrero, una mujer de 30 años fue baleada en el bloque 9 cuando salía de la casa de su padre.

Al día siguiente, dos hombres fueron baleados cuando iban en un taxi por el bloque 4 de Bastión Popular.

El 6 de febrero, en el bloque 5 de Bastión Popular, un hombre de 33 años fue asesinado tras correr varias cuadras porque era seguido por motorizados.

El 8 de febrero, otro ataque se registró en el bloque 4 de Bastión Popular. Dos jóvenes que huían de motorizados fueron heridos y su estado es crítico. Lo más preocupante del caso es que los sicarios dispararon 88 municiones contra varias casas del sector porque buscaban dónde se habían escondido.

Pero no solo se han registrado ataques al estilo sicariato en esta zona, en los últimos meses varias casas han sido atacadas con artefactos explosivos.

Varias granadas fueron lanzadas desde el año pasado en esta casa del bloque 9 de Bastión Popular. Foto: cortesía

En los bloques 7, 9 y 10 de Bastión Popular, desde el 2021, se ha reportado en nueve ocasiones el hallazgo o detonación de explosivos.

El 4 de enero se reportó la detonación de dos artefactos elaborados de forma artesanal. Eso ocurrió minutos después de que un hombre fue amenazado por una banda.

Según los moradores del bloque 9 de Bastión, en ese sector se escucharon tres detonaciones. A un hombre de la zona, un grupo de desconocidos lo sacó de su casa a la calle y realizó tres disparos con el arma pegada en la oreja de la víctima mientras le advertía “que no fuera sapo”.

Algunos vecinos han sido amenazados y tienen miedo de hablar abiertamente. Saben que el sector pasa por un momento crítico. Así cuentan los pocos que se atreven a esbozar algo de forma disimulada mientras compran en alguna tienda de la zona.

Dicen que el sector ha sido tomado por microtraficantes y que algunas bandas ligadas a las que operan en la Penitenciaría se disputan ese territorio.

¿Qué ha causado esta violencia?

El sociólogo Carlos Tutivén indica que lo que se vive en estas zonas es muy complejo y no tiene una sola causa.

Él cree que hay una degradación del vínculo social, además de la crisis económica que ha ahondado más la situación de estos barrios. Y eso es un escenario que las mafias suelen aprovechar. Las pocas oportunidades de empleo y la falta de espacios de esparcimiento social también han causado el incremento de microexpendedores y consumidores.

“El microtráfico es un negocio que trabaja con el lazo social, el mano a mano, el boca a boca, el clientelismo de la calle y eso al volverse dominante empieza a contaminar otras variantes del lazo social. Tiene un efecto tsunami en las relaciones sociales que antes en ese espacio estaban protegidas por otros valores”, comenta el experto.

¿Por qué se naturalizan el microtráfico y las muertes?

La naturalización del fenómeno se da en dos aristas, dice el sociólogo, quien agrega que para quienes viven en estos sectores populares no les queda más que aceptarlo por miedo a las bandas y esto resulta un motor para la migración. Pero además, ese dinero que entra en esas zonas por el microtráfico es para la supervivencia de quienes viven ahí.

“El microtráfico en estos sectores ha creado una economía subterránea que mantiene la vida diaria de muchos. En muchas poblaciones el microtráfico sostiene la economía popular. Más aún cuando la economía está en crisis, no solo por la pandemia, sino por la situación como tal”, dice Tutivén.

El sociólogo además comenta que el exceso de información en redes nos ha vuelto insensibles y hemos naturalizado las muertes.

“Ya es ordinario, cotidiano, ya no hay sorpresa moral, sino el espectáculo mórbido”, comenta el estudioso de las relaciones sociales.

Tutivén explica que en los sectores medios y medios altos no quieren saber más, prefieren virar la cara y mirar a otro lado por impotencia.

Pero ¿cómo rescatar a estos barrios sumidos en la violencia?

Para el sociólogo, la educación debe mejorar. Ahora es excesivamente técnica y esto ha causado el fracaso del humanismo, del civismo y de la religión.

“Los políticos creen que solo es educar para trabajar y no es así, la educación es para crear esos vínculos sociales que me permitan convivir con otros en comunidad”, aclara.

Así lucen algunos parques de Bastión Popular. Foto: Archivo

Las autoridades solo tienen una mirada policial y militar del problema (microtráfico), dice el sociólogo, quien recalca que no hay políticas públicas para la recuperación de los espacios públicos o de espacios donde se comparta en sociedad.

“Ya no hay verbenas, ferias, centros de cultura, de encuentros o salir a comer. El único espacio que se habilita es el comercial, la gente ahora va a los centros comerciales”, detalla. (I)