Aunque no es obligatorio, su voto representa una forma de dar a conocer su voz y ser parte de los cambios que quieren ver en Ecuador y para los grupos a los que pertenecen.
En el presente proceso electoral fue posible ver a grupos de jóvenes, de 16 y 17 años, que representan el 4,7 % del padrón electoral: 655.379 personas, de acuerdo con cifras del CNE.
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A ellos se suman los ciudadanos de la tercera edad y personas con discapacidad en el voto facultativo, que es voluntario. Estos grupos fueron visibles durante el desarrollo de la jornada de votación.
Ellos creen que con su elección pueden influir en las mejoras que esperan en el país, por eso van a las urnas.
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Durante un recorrido en los recintos electorales de la parroquia Ximena, circunscripción 1 del Guayas, este Diario constató su participación.
Quieren seguridad
“Es un voto más para el que pueda ganar”, expresó Estelita Suárez, de 71 años, consternada por la situación actual. La mujer sufragó en la Universidad Agraria, sur de Guayaquil. Fue junto con su hijo.
En el mismo recinto estuvo Electra Soto, de 92 años, quien señaló “que es preocupante (la inseguridad), pero la mayoría no se preocupa”. Y puntualizó: “Necesitamos a una persona que salve a la patria”. Ella acudió en silla de ruedas y con la asistencia de su hija, en medio de la lluvia que cayó a primera hora de este viernes. En otros comicios prefirió quedarse en casa y no sufragar, aclaró, pero en esta ocasión sintió que lo ameritaba.
El mismo sentimiento compartió Rocío, de 66 años. Ella votó en la unidad educativa Amarilis Fuentes Alcívar. “Nos sentimos discriminadas las personas de la tercera edad, especialmente las que estamos jubiladas, no nos respetan en muchas instituciones”, lamentó Rocío. Acudió motivada y quiere que se aumenten las fuentes de trabajo para los jóvenes.
Oportunidades
Los adolescentes de 16 y 17 años sienten que con su voto sus necesidades podrán tomarse en cuenta. “Voto para hacerle un bien al país, también quiero cumplir con mis derechos como ciudadano. Espero que cambie el nivel académico y haya más oportunidades de trabajo”, exteriorizó Miguel V., de 17 años, en la unidad educativa Amarilis Fuentes Alcívar.
“Quiero que venga un mejor presidente, un mejor gobierno. Que haya menos violencia y la situación se estabilice”, deseó que se cumpla con su voto Yailín V., de 17 años. Estaba en el mismo recinto electoral.
Rosa P., mujer esmeraldeña de 80 años, quien acudió a votar a la unidad educativa Cristóbal Colón en compañía de su nieta, confesó que le “nace ser patriota” y ver si es que con su voto “mejora en algo la situación del país”.
“Hace 50 y pico de años siempre me ha tocado votar en Guayaquil. Mientras pueda caminar y tenga entendimiento quiero venir a votar”, afirma la oriunda del cantón Eloy Alfaro y añade que familiares le han dicho que ya no salga a votar por su edad y porque no es su obligación, pero a ella le gusta ejercer su derecho. “Me gusta. ¿Por qué me voy a quedar en casa si aún puedo hacerlo? El país lo necesita, para algo sirve, ¿verdad? Yo guardo y tengo archivados todos mis certificados”, manifestó.
Mientras que Ney T., de 17 años, también pensó que un voto hace la diferencia. “Espero que haya empleo para los jóvenes y mejore la seguridad”, apuntó.
Votan “por si acaso”
Otros ciudadanos sin obligación de votar también lo hacen “por si acaso”, sostuvieron.
“Por si lo necesito para un trámite, que después no pueda hacer porque no he sufragado y no tengo el certificado de votación”, explicó Blanca Tapia, de 66 años.
Vicente T., de 72, dice seguir votando por decisión propia y, al igual que Rosa P., lo hace junto con su nieto. “He venido a votar siempre. Pero ahora me está fallando la vista y quiero ver si en el banco me hacen un préstamo para operarme. Puede que me pidan el carnet de votación“, relató.
Por su parte, Marco L., de 70, dice “aún no aceptar la tercera edad” y por eso continúa sufragando cuando puede. Esta vez lo hizo en la Universidad Politécnica Salesiana.
Félix G., con un 78 % de discapacidad intelectual, acudió asistido de su madre y su tío. La progenitora teme que sin el certificado de votación a su hijo le puedan quitar el bono de desarrollo humano. Su tío aclaró que en ninguna institución le han dicho que eso va a ocurrir.
“Vengo por obligación de mi mamá“, dijo Saskia W., quien también lo hace por el certificado de votación. (I)