La pandemia de SARS-CoV-2 cambió las prioridades de las compras en el mercado exterior en el último año. Cuando los contagios se expandían por el mundo, las naciones intensificaban las negociaciones para abastecerse de insumos médicos y de bioseguridad, como mascarillas, guantes, pruebas rápidas de detección del virus, entre otros artículos que, por esos meses más críticos y hasta ahora, China produce por millones, uno de los principales productores de prendas de protección y país donde se originó la crisis sanitaria.

En la actualidad, las naciones negocian millones de dosis de vacunas tras la autorización de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de iniciar la vacunación de emergencia con determinados fármacos que alcanzaron niveles altos de eficacia en los ensayos clínicos. Ecuador ha aplicado 1′727.805 dosis, de estas, 1′299.730 corresponden a la primera y 428.075 a la segunda dosis, según los registros del Ministerio de Salud Pública en el portal web Plan Vacunarse, con corte al 22 de mayo pasado.

El gobierno de Lenín Moreno le entrega la posta de este y otros tantos planes al régimen de Guillermo Lasso, que ofreció vacunar a 9 millones de personas en los primeros 100 días de trabajo.

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El inmunólogo Hernán Urgilez señala que el Gobierno entrante debe sortear las difíciles circunstancias con que se desarrolla la comercialización de estos fármacos en el extranjero.

“La capacidad de negociar del Gobierno es importante. En estos momentos no hay cómo pensar en decir (algo) si la vacuna vale $ 3, pues puedo pagar los $ 3. Por ejemplo, Israel negoció pagando un poco más de lo que cuesta, es decir, tienen la capacidad económica para ofrecer algo más”, comenta el especialista, quien considera a la etapa de negociación como una carrera contra el tiempo.

“Mientras más rápido vacunamos, cubrimos al 50%, al 60% de la población, lógicamente vamos a tener anticuerpos de rebaño y vamos a tener protegida a toda la población y la condición económica va a variar”.

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Entre las acciones que ejecuta el Gobierno entrante para conseguir las dosis consta el acercamiento a Moscú. El vicepresidente electo, Alfredo Borrero, dijo la semana pasada que solicitaron unos 10 millones de dosis de la vacuna Sputnik, vacuna que hace poco fue aprobada por la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), para ser usada en el país: “Esperemos y vamos a poner una vela al santo de los imposibles que hasta mediados de junio nosotros tengamos vacunas Sputnik en el Ecuador con las dosis solicitadas”.

Arcsa autorizó la importación de la vacuna Sputnik V a Ecuador

Hace unos días, Lasso informó, en cambio, que Ecuador recibirá 200.000 dosis de China como expresión de felicitación por la victoria electoral. Dosis que, según un funcionario del Gobierno saliente, están por llegar entre el 25 y 26 de mayo de 2021.

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Guillermo Lasso: La mesa no solo no está servida, sino que no hay vacunas sobre ella

La efectividad del plan trazado por la administración entrante dependerá, según el epidemiólogo Diego Vásquez, de una inmunización masiva.

“(El Gobierno del presidente electo) puede prestar las dosis a otros países. Si en junio tiene de un millón a tres millones de dosis, ahí podemos vacunar en masa. Creo que están vacunando 50.000 al día, no alcanza a ser una vacunación efectiva. Vacunación efectiva es cuando vacunamos de 120.000 a 200.000 al día”, sostiene el docente de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG).

Vacunación en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Foto: Jazmín Solís

Según el portal web del plan de vacunación del presidente electo, Guillermo Lasso, se prevé la vacunación de unas 90.000 personas por día. 43 personas diarias en los 2.100 centros de salud que hay en el país, se detalla.

Sobre la aplicación de las vacunas, Borrero ratificó que se usará el padrón electoral para convocar a los ciudadanos, probablemente, en los sitios donde sufragaron en la última elección, los fines de semana, como medida complementaria de los puntos de vacunación que se mantendrán abiertos de lunes a viernes. También habrá brigadas, dijo, que acudirán a las zonas más alejadas de los centros urbanos.

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Borrero enfatizó que el plan de vacunación que prevén ejecutar es técnico y no político, y que fue delineado por una comisión de expertos en salud.

Paúl Cárdenas es investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). El científico, que se ha quejado en Twitter porque a sus colegas de hospitales “les prohíben” enviarles muestras de pacientes con COVID-19, importantes para la vigilancia genómica de las variantes del SARS-CoV-2, dice que se debe estructurar mejor el enlace entre el Gobierno y las universidades para analizar la situación de emergencia y la toma de decisiones.

“A nosotros se nos ha preguntado muchas veces sobre la situación, qué opinamos, pero sentimos que no se ha tomado en cuenta lo que nosotros les decimos para tomar las decisiones. Las decisiones son de políticos. Se necesita más ciencia en la política y no más política en la ciencia”, lamenta Cárdenas.

Por ejemplo, el investigador señala que hay un problema de diagnóstico en el sistema de salud.

“No tan solo en la salud pública, sino también en la parte privada, relacionada con el acceso de los costos que tiene el hacerse un análisis en un laboratorio privado. Es complicado bajar más los costos. Importar reactivos de laboratorio es supercostoso”, comenta Cárdenas, quien agrega que no hay certeza para calcular el número de personas que se han infectado en el país.

“El número de test que hemos hecho por cada 100.000 habitantes, creo que somos el segundo país peor en el mundo por el número de test que hacemos. Entones no se puede manejar una pandemia si no hacemos un diagnóstico apropiado”.

El inmunólogo Hernán Urgilez también refiere la importancia de realizar una farmacovigilancia de las personas que han recibido la vacuna para conocer los efectos, el tiempo de duración de la inmunidad, entre otras variables.

Mientras, el especialista considera que el Gobierno entrante debe incluir en sus políticas de salud la recuperación de la planta de producción de vacunas que funcionaba en el extinto Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez, que serviría de mucho si se liberan las patentes de los fármacos contra el SARS-CoV-2.

“Nosotros producíamos vacunas contra la difteria, tétanos, rabia, pentavalente, BCG. Si retomamos el tema, sería importante porque no sabemos cuántas dosis de refuerzo vendrán para la vacuna del COVID-19, para las variantes que existen. Es importante que el país haga una inversión de esa naturaleza”, destaca Urgilez.

Estos especialistas también recomiendan a las autoridades sanitarias elaborar una campaña de comunicación potente para combatir la desinformación sobre las vacunas y así reducir el ausentismo en las jornadas de inmunización. (I)