Desde Asunción, Paraguay, donde ahora reside, el expresidente Lenín Moreno cuenta en qué consiste el trabajo que desempeñará como comisionado del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, para temas de discapacidad. Por ahora, expresa, no tiene previsto regresar al país porque cree que el entorno “no es el más favorable” para él ya que hay mucha violencia en su contra. Y asegura que esa decisión no tiene nada que ver con las investigaciones del caso INA Papers que lleva adelante la Fiscalía General, que en las últimas horas ha realizado algunos allanamientos y diligencias.

¿En qué consiste este encargo y por qué está en Paraguay si la sede de la OEA es Estados Unidos?

Hemos escogido Paraguay por ser un punto central de América y porque las condiciones acá son propicias: están saliendo bastante bien de la pandemia, hay una economía estable, una democracia robusta, y pensamos que es el sitio ideal para llevar adelante el proyecto inicial que nos permitirá determinar lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo en esta etapa pospandemia con la situación de las personas con discapacidad. Primero hay que hacer un registro de las personas con discapacidad, luego hacer un estudio biosicosocial-clínico-genético para conocer la incidencia de esta pandemia en su educación, salud, economía, rehabilitación, y proponer políticas públicas. Esa es la propuesta que queremos hacer al conjunto de los gobernantes de la región, ojalá que la acojan y la incluyan en sus políticas públicas.

Publicidad

¿Pero cómo se aplicará esto a nivel regional?

Primero hay que diseñar el proyecto, lo más pronto posible, y pedirles a los gobiernos que lo apliquen. Queremos replicar en Paraguay, y luego en todos los países de América Latina, el plan Manuela Espejo que se ejecutó en Ecuador cuando fui vicepresidente.

¿Cómo está elaborando el proyecto? ¿Tomará elementos del plan Manuela Espejo?

Publicidad

Sí, se van a tomar muchos elementos del plan Manuela Espejo que fue exitoso, pero se agregarán otros porque la historia, el mundo ha cambiado mucho. Por ejemplo, hace unos días di una entrevista con el diario ABC de acá y tuve dificultad para usar la pedagogía adecuada para explicarle al señor periodista que queríamos propiciar un acercamiento con los líderes de principales industrias tecnológicas del mundo, como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Bill Gates, para pedirles la inclusión de las personas con discapacidad en el metaverso.

¿Cómo es eso?

Publicidad

Las personas con discapacidad han sido históricamente relegadas del ritmo de la ciencia en la primera, segunda, tercera revolución industrial. Queremos en la cuarta que se viene, que es la del metaverso, en la que se va a exponenciar el vínculo entre lo sensorial y lo virtual, esto no sea solo a través de la vista o el oído, sino que otros sentidos, como el gusto, el olfato o la movilidad, estén presentes. Así una persona con discapacidad podrá, por ejemplo, estar presente con su imagen virtual en la casa de un amigo o en una sala de reuniones y dar y sentir un abrazo, oler un perfume y hasta tener una relación de afectividad.

¿Cuándo cree que estará listo su proyecto?

Queremos acudir a la Asamblea General de la OEA, que es en junio, con programas ya en marcha en los países. No hay tiempo que perder. Las personas con discapacidad han esperado mucho ya durante esta pandemia. El objetivo es que no quede ni una sola persona con discapacidades desatendida en sus derechos.

¿El proyecto que usted propondrá es obligatorio para los países de la región?

Publicidad

Recuerde que yo propuse al Gobierno de Ecuador ser el vigésimo país que firme la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas y con ello este documento ya es de cumplimiento obligatorio para todos los países. Y cuando fui enviado especial de la ONU en este tema, logramos que entre 175 y 180 países la firmaran. Ahora, habría que incluir estos nuevos elementos que le he comentado tanto en la Convención como en el Protocolo Facultativo.

¿Y qué pasa si los países no tienen recursos para implementar ese plan?

Deberá ser cofinanciado, pero en el caso de que no haya posibilidades de financiamiento, nosotros ya hemos iniciado conversaciones con algunas instituciones de crédito internacional (BID, CAF, Banco Mundial, Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU) para que se movilicen recursos, que se emitan bonos sociales, con condiciones blandas.

¿Cómo está conformando su equipo de trabajo allá? Veo junto a usted a Andrés Michelena (exsecretario de Comunicación y exministro de Telecomunicaciones)

Sí, Andrés es un excelente colaborador especialmente en temas tecnológicos. Estamos conformado el equipo de trabajo con lo que cuenta Paraguay, que es una Secretaría de Discapacidades. Habrá más personas, pero aún no daré nombres.

Entiendo, entonces, que en Paraguay se ejecutará una especie de plan piloto de su proyecto.

Sí, será el plan piloto.

¿Quién paga su trabajo, el de sus colaboradores, su estadía en Paraguay?

Yo. Y tengo que realizar trabajos adicionales, sin duda alguna, para financiarme. Estamos esperando que el proyecto que estamos elaborando lo financie el Gobierno de Paraguay, ya veremos cómo lo hacemos. Recibí una cálida bienvenida del pueblo paraguayo y su presidente, Mario Abdo.

¿Pero de qué vive usted?

De la pensión de expresidente, de mi jubilación pues fui empresario toda mi vida, y mi esposa también tiene la suya.

¿Y recibirá un sueldo de la OEA o del Gobierno paraguayo?

No, un comisionado es una persona que trabaja ad honorem. Y es mejor trabajar así.

¿Y sí le alcanza para vivir allá?

Una de las razones por las que vine es que es un país económico para vivir, yo solo tengo los recursos que le mencioné. Prácticamente los poquísimos ahorros que teníamos se están pulverizando.

Hasta hace poco estaba en Estados Unidos, ¿allá no le alcanzaba?

No, y eso que en la Universidad en Florida ganaba un buen sueldo. No me alcanzaba, Miami se ha vuelto una ciudad excesivamente cara, allá no iba a poder cumplir la tarea que me encargaron. Por eso decidimos venir a Paraguay, pero hubo otras propuestas.

¿Y por qué no Ecuador?

Porque en Ecuador ya lo hicimos, lo que habría que hacer allá es remozar el proyecto.

Cuando salió de Ecuador, en agosto pasado, usted le indicó a la Asamblea que se quedaría tres meses fuera y ya va para seis, ¿no piensa regresar al país?

Yo le dije a la Asamblea que mi ausencia podría extenderse según mi trabajo. Yo tengo que regresar al país en algún momento. Pero ahora el ambiente en Ecuador no es favorable para mí, las personas que son antagónicas a lo que fue nuestro gobierno y a nuestra forma de pensar y actuar se han vuelto extremadamente agresivas, hay amenazas permanentes contra mi persona, mi familia... Ojalá esto se resuelva lo más pronto posible. Que la paz vuelva al país, una paz que nosotros propiciamos.

Una de las más recientes denuncias de los correístas fue que usted se llevó cosas de Carondelet…

Habían dejado cajas de conitos, dulces de membrillo (risas)… En primer lugar, el presidente no es custodio de los bienes que se encuentran en el Palacio. Lo que tiene el presidente es la obligación de entregar las cosas que son de valor, que fue lo que hicimos. Supongo que el expresidente (Rafael Correa) y sus fanáticos están dolidos porque desarmamos un museo que estaba dedicado a la memoria de una persona, para alimentar su vanidad, y ahí montamos un sitio donde los artesanos exponían lo mejor de su trabajo… Eso fue un trabajo de mi esposa, Rocío. Las cosas que sacamos están en el inventario de la Presidencia.

¿En su decisión de no regresar pesa el tema de la investigación de los INA Papers que realiza la Fiscalía?

No, ese tema se está resolviendo ya…

¿En qué etapa se halla ese proceso? (El viernes hubo allanamientos en algunas empresas y domicilios de Quito y Guayaquil como parte de la investigación)

Ese caso es una patraña montada por los correístas para tratar de que todos bajemos al mismo lodazal, al mismo albañal, porque así es fácil diluir las cosas. Yo he sido respetuoso de la institucionalidad y jamás di una disposición respecto a las investigaciones. Yo he ido resolviendo todas las inquietudes que la fiscal ha tenido. Pero no puedo hablar del tema porque todo esto se encuentra en investigación.

Como expresidente, y ya mirando el país desde lejos, ¿cómo evalúa la gestión de Guillermo Lasso? Él está enfrentando situaciones similares a las que usted pasó: protestas sociales, narcotráfico, violencia y masacres en cárceles, corrupción… ¿le aconsejaría algo?

Yo no querría cometer el mismo error y la misma grosería que el expresidente Correa con respecto a mí, que después de haberme jurado en Ginebra que no iba a intervenir en mis decisiones de gobierno desde el primer día empezó un ataque mordaz. Si es que el presidente Lasso considera que nuestras políticas de lucha contra el narcotráfico, la corrupción, de obtención de financiamiento internacional, fueron adecuadas, lo dejo a su consideración. Si es que él me pidiera consejo, lo haría de forma particular, no a través de los medios.

No lo ha señalado a usted específicamente, pero Lasso ha dicho que ha heredado problemas de los últimos quince años, y en ese paquete está usted también…

Entendemos que son manifestaciones políticas que se hacen de acuerdo al instante. Yo no me doy por aludido en ninguna circunstancia. (I)