“Soy una carga, un gasto, se gastan 1.000 dólares mensuales en medicinas, que son pagados por mis compañeros del partido político”, indicó el expresidente Jorge Glas en la evaluación psiquiátrica realizada recientemente y determinó que presenta un trastorno depresivo grave, acompañado de un riesgo suicida alto.
En este informe, Glas contó que padece insomnio crónico y supuestamente que no recibe la atención medica necesaria.
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“No me atienden, no me dan las medicinas, tengo prohibidas las visitas y el patio desde enero del 2025; el estar despierto toda la noche me refuerza las ideas suicidas, el decir me mato de una vez, así se acabó la historia. El tema moral del suicidio yo ya no lo tengo, primero, porque yo ya traté en serio de suicidarme y, segundo, porque Dios me va a perdonar cuando lo haga, porque el suicidio es, por ejemplo, si una mujer tiene una pistola y le van a violar diez hombres, prefiere matarse ella y no a los diez”, dijo el exvicepresidente.
En la evaluación, Glas afirmó que padeció un cuadro psicótico cuando estuvo en la cárcel de Latacunga y allí planificó su suicidio, esto hace tres años.
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Dice que cuando estuvo tres meses libre empezó a recuperar su vida, pero que lo volvieron a apresar. “Por pura venganza, porque aquí no hay justicia, me llevan a juicio cuando yo ni siquiera compré un lápiz, no manejé fondos públicos, no firmé ni un contrato, no hay terceros beneficiarios; no hay justicia, hay persecución, un exterminio a un partido político y yo soy la cabeza de todo porque soy el que está aquí. No tengo esperanza de un juicio justo”, indicó.
Glas habló de que su deseo es rendirse “ante un ensañamiento que no tiene precedentes” y defiende una supuesta inocencia en el marco del caso Reconstrucción de Manabí.
“Me enjuician con peculado cuando yo jamás gestioné una obra, jamás tuve recursos bajo mi administración, un caso tan burdo y absurdo, porque me quieren matar, así prefiero matarme. Tanto odio y saña contra una persona, muerto el perro se acabó la rabia, súmele a eso lo miserable de mi vida, esto de no ver a los parientes, me parece que en cierta forma ha sido positivo para ellos, porque ya se van olvidando de mí, al cabo al muerto le lloran tres días y la vida sigue, entonces es mejor que todo el mundo se acostumbre a que ya no estoy”, apuntó.
El informe, elaborado por la perita Ángela Salazar, médica especialista en psiquiatría, neuropsicología y medicina legal, forma parte del proceso judicial que enfrenta Glas y está disponible en el Sistema Automático de Trámite Judicial Ecuatoriano (Satje).
Glas compareció este martes 17 de junio ante la Corte Nacional de Justicia, donde enfrenta el juicio por el presunto delito de peculado en el proceso de reconstrucción de la provincia de Manabí. Este es el cuarto proceso penal en su contra tras haber sido sentenciado en los casos Odebrecht y Sobornos. Su tercera sentencia, por el caso Singue, fue anulada en la etapa de casación.
Durante la pericia se aplicaron cinco test psicométricos para evaluar funciones cognitivas, riesgo suicida, ansiedad, depresión y el estado general de funcionamiento psicológico y social. El resultado en la Escala de Riesgo Suicida de Plutchik-Van Praag fue de 13 sobre 15, lo que indica alto riesgo de suicidio y necesidad de intervención inmediata. En la escala de ansiedad obtuvo 18 puntos, correspondientes a un nivel leve a moderado, mientras que el diagnóstico final reveló una depresión grave.
El informe también identificó tres diagnósticos principales:
- Trastorno depresivo recurrente, episodio actual grave sin síntomas psicóticos.
- Simulación consciente: presencia de síntomas inducidos de manera deliberada con posible intención secundaria.
- Transformación persistente de la personalidad tras experiencia catastrófica.
Según la perita, “Jorge Glas presenta una enfermedad mental grave, que puede mejorar con tratamiento. No afecta su conciencia ni su inteligencia, pero sí disminuye su voluntad para las actividades cotidianas”.
Durante la entrevista, Glas también relató episodios de violencia presenciados durante su detención previa en la cárcel de Latacunga, como motines y descuartizamientos. Dijo haber sufrido alucinaciones visuales y auditivas tras uno de esos hechos: “Desde ese momento empecé a ver charcos de sangre con babosas (…), escucho voces, siempre relacionadas con la sangre”.
Sobre su vida personal, mencionó estar divorciado y ser padre de dos hijos. Indicó que desde enero no ha tenido contacto con su familia debido a la suspensión de visitas.
“Me parece que en cierta forma ha sido positivo para ellos, porque ya se han olvidado de mí”, dijo.
Como parte de las 23 conclusiones del informe, la especialista recomendó la formación urgente de una junta médica que incluya a todos sus médicos tratantes, el reajuste de la medicación, un control estricto de su administración dentro del centro penitenciario y la continuidad del tratamiento psiquiátrico y psicológico de forma permanente. No se planteó internamiento externo en un centro de salud mental.
Este peritaje se incorporará al proceso judicial, que continúa su curso y en el que se determinará la responsabilidad penal de Glas en la gestión de los fondos destinados a la reconstrucción tras el terremoto de 2016. (I)