Han pasado casi tres décadas desde que Abdalá Bucaram fue destituido de la Presidencia bajo la figura de “incapacidad mental permanente”. Hoy, su caso está en manos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a la que acudió en 2015 tras reunir pruebas y superar limitaciones económicas que le impidieron antes hacerlo.