Las elecciones presidenciales de Honduras quedaron envueltas en denuncias de fraude, cuando está por concluir el turbulento escrutinio que da este martes una ligera ventaja al conservador Nasry Asfura, favorito del presidente estadounidense Donald Trump.

La presidenta izquierdista, Xiomara Castro, se sumó a las acusaciones de manipulación formuladas por el otro candidato de derecha, el presentador televisivo Salvador Nasralla, a quien Asfura supera por poco más de un punto porcentual, y a las vertidas por su candidata Rixi Moncada, en un lejano tercer puesto.

“Vivimos un proceso marcado por amenazas, coacción, manipulación del TREP (sistema de resultados preliminares) y adulteración de la voluntad popular”, dijo Castro en su primera declaración tras los comicios del pasado 30 de noviembre.

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Nasralla, del Partido Liberal (PL) y exaliado de Castro, también denunció el lunes un “robo” a favor de Asfura, del Partido Nacional (PN) y quien anunció que solo se pronunciará cuando haya un ganador.

Las sospechas de fraude son alimentadas por sucesivos fallos informáticos que han afectado el conteo y la difusión de resultados, a cargo de la empresa colombiana ASD.

Se suma la politización del Consejo Nacional Electoral (CNE), cuyo pleno está integrado por representantes de los tres partidos mayoritarios.

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Con el 99,4% de las actas contabilizadas, Asfura, empresario de la construcción de 67 años, suma 40,52% de los votos frente a 39,20% de Nasralla.

Una vez que concluya el escrutinio, el CNE revisará 2.773 actas de votación con “inconsistencias”.

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“Van a ser igualmente manoseadas y manipuladas”, anticipó Nasralla, de 72 años y quien busca por tercera vez llegar a la presidencia. De momento, el aspirante descartó protestas callejeras.

El CNE tiene plazo hasta el 30 de diciembre para proclamar al vencedor, pero el partido oficialista Libre ya solicitó la nulidad de las votaciones.

- EEUU niega fraude -

Castro también condenó la “injerencia” de Trump, quien según ella “amenazó al pueblo hondureño” si votaban por su candidata, a quien el mandatario estadounidense tildó de “comunista”.

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En la recta final de la campaña, Trump dio su apoyo a Asfura y al mismo tiempo indultó al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (2014-2022), quien purgaba una condena a 45 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico.

Hernández gobernó con el mismo partido de Asfura, quien se ha desmarcado del político.

Contrario a las denuncias de Nasralla y del oficialismo, el gobierno de Trump aseguró el lunes que los comicios fueron íntegros y “no hay ninguna evidencia creíble” para que sean anulados, declaró a la AFP un portavoz del Departamento de Estado bajo anonimato.

El presidente republicano, empeñado en consolidar un bloque de derechas en América Latina, también considera como un “casi comunista” a Nasralla, pese a que el comunicador se declara admirador de los presidentes de El Salvador, Nayib Bukele, y de Argentina, Javier Milei, ambos aliados de Trump.

- “Aliarse” con el narco -

En medio de la incertidumbre sobre quién sucederá a Castro, el fiscal general Johel Zelaya, afín al gobierno, pidió a Interpol cumplir una orden de captura contra el expresidente Hernández, librada en 2023 por “delitos de lavado de activos y fraude”.

Este martes el abogado del exmandatario, Renato Stabile, desestimó la solicitud del fiscal, al vincularla con un “intento desesperado y vergonzoso” de la izquierda hondureña por “mantenerse en el poder”, de acuerdo con una declaración a la AFP en Estados Unidos.

De todos modos, Hernández descarta regresar por ahora a Honduras porque teme por su vida, según su esposa, Ana García.

Para la presidenta Castro, la postura de Estados Unidos en las elecciones demuestra que “los conservadores desde Washington han tomado la decisión de aliarse con el narcotráfico, con el crimen organizado y las maras” o pandillas, que a su juicio operaron con “impunidad” durante los gobiernos del Partido Nacional.