Un equipo internacional de investigadores ha descubierto indicios de movimiento tectónico en la superficie de Venus en forma de bloques de la corteza terrestre que se han empujado unos contra otros como trozos de hielo roto.

El movimiento de estos bloques podría indicar que Venus sigue siendo geológicamente activo y dar a los científicos una idea tanto de la tectónica del exoplaneta como de la primera actividad tectónica de la Tierra.

“Hemos identificado un patrón de deformación tectónica en Venus que no había sido reconocido anteriormente y que está impulsado por el movimiento interior, al igual que en la Tierra”, afirma Paul Byrne, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE. UU.) y autor principal del trabajo que se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

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“Aunque es diferente de la tectónica que vemos actualmente en la Tierra, sigue siendo una prueba del movimiento interior que se expresa en la superficie del planeta”, puntualiza.

Venus no es inmóvil, como se suponía

El hallazgo es importante porque durante mucho tiempo se ha supuesto que Venus tiene una capa exterior sólida e inmóvil, o litosfera, al igual que Marte o la Luna, mientras que la litosfera de la Tierra está dividida en placas tectónicas que se deslizan unas contra otras y por debajo de ellas, sobre una capa de manto caliente y más débil.

Para cartografiar la superficie de Venus y hacer el estudio, los investigadores utilizaron imágenes de radar de la misión Magallanes de la agencia espacial estadounidense NASA.

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Al examinar las extensas tierras bajas de Venus que conforman la mayor parte de la superficie del planeta, vieron zonas en las que grandes bloques de la litosfera parecen haberse movido: separándose, juntándose, girando y deslizándose unos junto a otros, como si se tratara de un paquete de hielo roto sobre un lago congelado.

El equipo creó un modelo informático de esta deformación y descubrió que el lento movimiento del interior del planeta puede explicar la tectónica que se observa en la superficie. “Estas observaciones nos indican que el movimiento interior está impulsando la deformación de la superficie de Venus, de forma similar a lo que ocurre en la Tierra”, indica Byrne.

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“La tectónica de placas en la Tierra está impulsada por la convección en el manto. El manto está caliente o frío en diferentes lugares, se mueve, y parte de ese movimiento se transfiere a la superficie de la Tierra en forma de movimiento de las placas”, puntualiza el investigador.

Venus podría seguir siendo geológicamente activo

“Una variación de este tema parece estar ocurriendo también en Venus. No se trata de una tectónica de placas como la de la Tierra –no se están creando enormes cadenas montañosas ni sistemas de subducción gigantes– pero es una prueba de la deformación debida al flujo del manto interior, que no se había demostrado antes a escala global”, concluye.

La deformación asociada a estos bloques de la corteza terrestre también podría indicar que Venus sigue siendo geológicamente activo.

“Sabemos que gran parte de Venus ha sufrido un resurgimiento volcánico a lo largo del tiempo, por lo que algunas partes del planeta podrían ser realmente jóvenes, geológicamente hablando”, afirma Byrne, según el comunicado de prensa. “Pero varios de los bloques empujados se han formado en estas jóvenes llanuras de lava y las han deformado, lo que significa que la litosfera se fragmentó después de que esas llanuras se asentaran. Esto nos da motivos para pensar que algunos de estos bloques pueden haberse movido geológicamente hace muy poco tiempo, tal vez incluso hasta hoy.”

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El hallazgo del patrón de “hielo compacto” de Venus podría ofrecer pistas para entender la deformación tectónica en los exoplanetas y en la juventud de la Tierra.

Tres nuevas misiones a Venus

Recientemente, la NASA y la Agencia Espacial Europea han anunciado tres nuevas misiones a Venus para observar la superficie del planeta con una resolución mucho mayor que Magallanes.

“Es estupendo ver que se renueva el interés por la exploración de Venus y me entusiasma especialmente que estas misiones puedan poner a prueba nuestro hallazgo clave de que las tierras bajas del planeta se han fragmentado en bloques de corteza que se empujan”, opina Byrne. (I)