La relación entre Venezuela y Estados Unidos ha vivido este año una escalada de tensión que ha convertido al Caribe en un escenario estratégico de confrontación indirecta entre ambos gobiernos. El epicentro del conflicto ha sido la creciente presencia militar estadounidense en la región, oficialmente enmarcada en una lucha contra el narcotráfico, pero percibida por Caracas como una amenaza a su soberanía.

Desde mediados de 2025, Washington ha reforzado su despliegue aeronaval en el Caribe con buques de guerra, cazas F-35 y vehículos de apoyo, así como con una actividad de vigilancia constante que incluye vuelos de aeronaves de combate cerca de las costas venezolanas. El Comando Sur de Estados Unidos ha destacado que estas operaciones forman parte de su estrategia antidrogas, aunque el volumen y sofisticación de los recursos enviados, el más amplio en décadas en la región, ha sido interpretado por analistas como una demostración de fuerza sin precedentes.

Publicidad

El Gobierno venezolano, liderado por Nicolás Maduro, ha rechazado con firmeza la presencia estadounidense, calificándola de violación del derecho internacional y de intento de desestabilización política. Maduro ha afirmado en varias ocasiones que su país “no es una amenaza” y ha denunciado que estas maniobras buscan provocar un cambio de régimen. Las autoridades han respondido con ejercicios militares, refuerzos en zonas costeras y declaraciones públicas que insisten en la defensa “de la soberanía nacional”.

En octubre y noviembre, Caracas también reportó la interceptación y destrucción de avionetas vinculadas al narcotráfico que habrían violado su espacio aéreo, en medio del despliegue estadounidense, lo que fue presentado por Maduro como evidencia de que su país controla efectivamente sus fronteras pese a la presión externa.

Publicidad

La escalada ha traspasado lo militar para entrar en el terreno diplomático: organismos regionales como la CELAC convocaron reuniones para discutir los movimientos de Estados Unidos en el Caribe y evaluar sus repercusiones para la seguridad y la estabilidad de América Latina.

Además, en respuesta a las acciones estadounidenses que han incluido intercepción de buques petroleros venezolanos, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó una ley que penaliza la interferencia en el comercio marítimo del país, reflejando cómo la tensión ha comenzado a traducirse en medidas legislativas.

Estados Unidos destruyó un área de atraque para supuestas embarcaciones de drogas de Venezuela, dijo este lunes el presidente Donald Trump, en lo que podría constituir el primer ataque terrestre de la campaña militar contra el narcotráfico desde América Latina. (I)